Capítulo 4: Historias entrelazadas

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Cuando se logró calmar acomodó sus cosas y digamos que cambió de tema y me interrogó como Didi. No paraba de hacerme preguntas y de preguntarme locuras. Yo reía junto con ella de todo.

- No puedo creer que el mesero que me dijiste estuviera en el lugar. - reaccionó sorprendida.

- Yo tampoco, pero fui y no como una acosadora tipo "Raquel" de a través de mi ventana, simplemente fui a fijarme si estaba por ahí antes de ir a casa.

- Y por eso estas castigada, por ese chico, verdad.

En ese momento miré a mi amiga y asentí con la cabeza, mientras hablábamos Thompson entró al aula y se sentó junto a Mariano al final de los asientos. Cilia insistió en continuar con la charla y le dije que obvio podíamos hacerlo hasta que la profe llegara.

- Me parece a mí que no quieres que el hijo de puta de Martinez se entere. - dijo acercándose a mí y susurrándome al oído.

- Cállate la mísera boca. - emití entre dientes fulminándola con los ojos mientras se separaba de mí.

- Lila termina este capricho de mierda, te gusta ese chico y punto, y a Thompson lo puedes mandar a la maldita mierda. - dijo bajito mientras el bullicio de los estudiantes que entraban a clase se hacía presente.

- ¡Nunca! - grité.

- Te dejaré tranquila, amiga.

La clase comenzó con normalidad y la tensión entre Thompson y yo era fuerte. Él y yo jamás fuimos novios, solo amigos de la primaria y luego nunca más ocurrió nada y lo peor de estar en el último año era que el colegio dependía de mi para todos los partidos, tanto departamentales y provinciales... en conclusión estaba en una cárcel, con la diferencia que esta prisión esa "libre".

(Beracxin)

Al fin llegó el día en el que íbamos a estudiar a los humanos y antes de que la clase comenzara, Ferbeth, mi hermano llegó con un olor apestoso y descubrí que había sido golpeado por el equipo de fútbol americano de la universidad y había sido tirado al contenedor de basura.

- Que asquerosos son esos imbéciles... - dije con mi sangre hirviendo y con mi cabello prendido fuego hacia la salida del aula para encontrar a los once idiotas para darles su merecido.

- ¿Qué vas a hacer? - preguntó mi hermano saliendo del salón.

- Quemar sus manos y llenarlos de lujuria para que su semáforo se pare y acabar con ellos, porque con mi hermano nadie se mete. - le dije desde donde estaba e hice un sexy baile para los once imbéciles de mierda para que quedara claro quién manda en este inframundo. Mientras me acercaba a ellos bajaba el cierre de cada uno de sus pantalones y con lentitud bajé sus calzones uno por uno, para luego hacer que de mi lengua saliera un ácido que les quemara la maldita existencia y en vez de que tuvieran placer aullaban del dolor que mi saliva les causaba. Disfrute cada segundo como se retorcían de dolor y sus gritos desgarradores suplicando que los dejara. Pero yo continuaba mientras que no había rastro de algún profesor. Mi saliva venenosa y mi lengua de cobra se encargaban de torturar a cada uno de estos malvivientes mientras que besaba su piel, cuellos manos y miembros viriles casi derretidos y quemados por mí.

- ¿Estás lista para irnos? - interrumpió mi hermano.

- Algo...

- Ahora necesito que me digas porque carajos has hecho esto. - insistió mientras controlaba mis emociones de ira y me alejaba de los maricas que suplicaban piedad..

- No se vuelvan a meter conmigo y con mi hermano, porque volverán a ser carne fresca para mí, imbéciles. - les dije levantando mi voz para que fuera escuchada en toda la universidad mientras que veía a esos insulsos niños de mami sufriendo e implorando que todo volviera a la normalidad. - Muy bien, estos chicos malditos tiraron a un contenedor de basura a mi hermano después de haberlo golpeado y por infortunio cayeron ante mis poderes demoníacos y ahora si alguno se atreve a desafiarme o tocar a las personas de mi circulo demoniaco familiar... tendrán la oportunidad de probarlos. - me detuve a mirar a mis víctimas y luego a todos los que estaban observando todo. - ¿¡Quedó claro!?

Hasta que el cielo nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora