Danmachi: Bell, El Hermano de Riveria

Prologó: La Llegada de una Promesa

Gareth era el profesor de educación física (gimnasia para que entiendan).

Ottar en cambio, les enseñaba a pelear con distintas armas, el correcto manejo y era uno de los profesores encargados en dirigir las pequeñas excursiones de los alumnos al calabozo.

El cual este último terminó siendo menos difícil, gracias a la presencia de las familias más poderosas.

Siendo coronada como la más fuerte, Alfia, con su nivel 8 a finales de camino.
Capaz de darle pelea y derrotar a todos.

Más ahora que estaba recuperada de su enfermedad, junto a su hermana gemela, Myrtella.

Y su sobrina, Eirene Cranel, la cual demostró ser una fuerte y futura aventurera.

La edad mínima para entrar al instituto era la de 14 años, junto a debías de tener una falna para inscribirte.

Pues clases como magia con Riveria o Herrería con Tsubaki, requerían del falna.

Pero dejando de lados estás cosas.

En una de las entradas de Orario.

Montado en un caballo blanco, yacía la figura de una hermosa alto elfo de cabello jade y ojos del mismo color que te recordarían a Riveria.

Junto a qué también era seguido por 5 guardias elfo, los cuales llevaban ropajes y armaduras de la más alta calidad.

Y todos tenían algo en común, el símbolo de Alf.

Los guardias no podían ni objetar a que este extraño grupo entrará.

Pues uno de los guardias era un elfo, que apenas reconocer tales símbolos.

Tuvo que advertir a sus compañeros que estaban adelante de la realeza de Alf.

"La realeza de Alf está aquí, idiota."

Fue lo que dijo el elfo, el cual con un gesto le dio el pase al encapuchado y su grupo.

- Muchas gracias. - Fue lo único que dijo, su tono de voz era suave, nadie de lo que estaban presenten te podrían decir si esa voz provenía de una mujer o hombre.

Y elfo al escuchar eso, por primera vez en tanto tiempo sintió que le cayó una bendición.

Con tranquilidad, él encapuchado se bajó del caballo con tranquilidad y al voltear, miró a su grupo que lo resguardaba.

- Muchas gracias por acompañarme hasta aquí, pero es momento que se retiren y lleven a Ashe a mi hogar. - Agradeció Bell, pero cambió rápidamente a darle una orden a sus guardaespaldas.

"Pero..."

- Hagan caso a la orden de su príncipe O ¿Prefieren no aceptar la orden de un superior? - Él tono un tanto amenazante y dulce del encapuchado había congelado a los 5 elfos que lo seguían.

Los cuales apenas escucharon eso, hicieron caso.

No querían enfrentar la furia de su príncipe, pues conociendo lo que era capaz de hacer cuando uno no captaba sus ordenes, realmente no querían experimentar eso.

- Aceptamos su orden, por favor cuídese. - Le dijo él capitán.

Y tras eso, se retiraron.

Dejando solo al encapuchado que entró a Orario.

. . .

- (Que grande que es...) - El encapuchado ya estaba cerca del centro de la ciudad, viendo lo gigante que era la torre de Babel.

Sin darse cuenta, él giró por la izquierda, dando para la avenida principal del oeste.

No sabía en donde quedaba su destino y era algo orgulloso para preguntarle a alguien en donde quedaba la "Mansión Crepúsculo".