Mientras tanto él fue a cerrar la puerta de la habitación y después se miro a si mismo.

—¿Oh esto? Esto es solo... nada. Yo solo...

Este soltó una risa y después te miro. Tú por lo tanto te acercaste a él, ¿se había lastimado? No parecía adolorido. Tomaste su brazo para inspeccionarlo a lo cual él te dejo con toda libertad, le gustaba que fueras así, ¿que te costaba actuar siempre de esa manera?

—Tuve que lidiar con un Intruso.—dijo con una sonrisa.

Tú mirada hacia él cambio, entonces esa sangre era por alguna pelea, ¿no?

Solo un pequeño insecto que cometió un error.

Levanto su mano hacia ti y te acaricio la cabeza, muy suavemente como si fueras un objeto muy frágil.

—No te preocupes ángel, solo fue un error suyo. Estarás a salvó de cualquier daño ¿bien?—sin ningún previo aviso te dió un suave beso en tu mejilla.

Cuando tú sientes el beso, te das cuenta que viene acompañado con un líquido. Eso, eso era fácil. Era sangre lo que ahora se encontraba plasmado como si fuera un labial en ti, una marca de su amor de su beso.

—¿Acaso te lastimaste en tu labio? ¿También sangraste tú?—tocas aquel lugar ya marcado por su beso para verificar que exactamente fuera sangre.

—...—ninguna respuesta de él se oyó en aquella habitacion.

Lo miras aún esperando.

—Nada ángel, nada importante.—Dijo, mientras sus manos manchadas por aquel pecado iban a tu cara.

Sus dedos se apretaban alrededor de tu rostro, le encantaba la sensación de poder tocarte, sentirte. Daba gracias a su gran creadora de poder disfrutar algunos privilegios de un simple mortal, como el sentido del tacto.

—¿Por qué tan preocupada por mi, eh?—te mira fijamente mientras sus manos ya se encontraban en tu cara.

No querías contestar, simplemente te quedaste callada.

—¿Acaso no confías en mí, querida? ¿No confías en mí palabra, _____?

Scaramouche te pregunto, mientras se acercaba a ti, entrecerró los ojos. Ahora su rostro se encontraba muy cerca, a centímetros del tuyo.

Cerraste los ojos, de alguna forma incómoda por aquel contacto visual y sus acciones.

No pasaron más de unos segundos cuando de repente puedes sentir la presencia de tu respiración chocando contra algo, contra él.

—Oh, ya se. Ahora entiendo, aquella mirada, preocupación y tu gran sumisión de hoy.

Tienes miedo, ¿no es así?

Susurro tu "superior".

—"¿M-Miedo...Y-yo?"—piensas, eso era imposible, de cobardes...pero...

De alguna manera su mirada te daba los escalofríos, ¿estar asustada por su presencia era miedo? Quizás era hora de aceptar tu derrota, admitir lo cobarde que eras.

—Oh _____, tu vida es tan lamentable, una simple mortal igual al resto.

Su agarre en tu rostro de volvió más fuerte, te dolía, dolía mucho pero aún más en tu pobre corazón ya roto y lastimado.

『𝑨𝒏𝒈𝒆𝒍』(𝑾𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓𝒆𝒓 × 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora