—Me alegra conocer a la prometida de mi hermano al fin, supongo que debo felicitarla. Luce bastante contenta— le respondió Sasuke con su característica seriedad mientras Eva tomaba las cosas que trajo su nieto con ayuda de los sirvientes. Entre ellas habían flores, huesos de animales y algunos cortes de carne necesarios para el ritual.
 —No podría estar más feliz ahora mismo, siempre supe que el hombre indicado para mí era tan perfecto que jamás lo encontraría en un mortal. Cuando supe que estaba destinada a esto me sorprendí, no creí ser digna del poderoso Astaroth. Debo decir que su hermano es todo lo que siempre soñé y su familia es encantadora, tengo lo que añoré toda mi vida— mientras hablaba de su enamoramiento y felicidad era como si relatara un cuento de hadas, una fantasía que para la muerte era estúpida. Él en su lugar no estaría tan contento por un matrimonio arreglado donde el único propósito fuera procrear, además sabía gracias a Itachi y su padre que esta mujer estuvo encerrada en un sótano desde que llego.
—Entonces la felicitaré más en serio el día de la boda— finalizó Sasuke dando por terminada su conversación, hasta que su hermano Obito salió al patio donde estaban. Observo unos minutos la familiaridad con la que su prometida y su hermano mayor se hablaban, así que decidió intervenir.
—Hermanito, que sorpresa que hayas venido personalmente y no mandado a una de las parcas con las que hablas. Quédate por favor, estamos esperando a la abuela Lilith para la cena— mientras hablaba se acercaba a su esposa, cuando la tuvo cerca la abrazó por la cintura acercándola a él. Sasuke conocía de sobra ese gesto, estaba marcando territorio, Obito siempre fue bastante territorial con las "cosas" que eran suyas.
 —Lamento decir que no, debo regresar a acabar con mi trabajo para poder venir a su boda mañana. Fue un gusto conocerla, Ariel— se despidió de su hermano y su prometida para marcharse directamente al limbo.

Obito estaba enamorado perdidamente de la mujer a su lado, Ariel era la energía en su reino de pereza. Hace 50 años subió al mundo mortal para recoger tributos del clan de Ariel en el occidente. Fue en una de esas ceremonias que la vio, una huérfana que se ganó su lugar en el clan al deleitar a todos con su talento natural en magia negra con la que ofrecía sacrificios a Astaroth. La espió por tres años, hasta que se enteró de que era la mujer destinada para él y la reclamó en medio de una invocación que ella misma ofició para que todos los miembros del clan recibieran la aprobación de uno de los príncipes del infierno. Los demonios no se enamoraban de la belleza, lo que le cautivaba de Ariel era su sabiduría, su inteligencia y devoción a la realeza del inframundo.

La celaba como si fuera el tesoro más grande de los siete círculos, por esa razón la mantuvo encerrada en su mansión hasta que llegara el día de ser desposada. Ariel por su parte, siempre soñó con encontrar el amor, era todo lo que anhelaba y todas las noches de luna llena realizaba rituales para encontrarlo. Tuvo múltiples parejas, pero ningún hombre mortal fue digno merecedor de toda su devoción. Una de esas noches leyó su suerte usando un método de adivinación antiguo conocido como runas*, las cuales le avisaron que un hombre poderoso la desposaría, por esa razón no sintió miedo cuando fue secuestrada por Obito. Ese demonio a su lado no admiraba solo su físico, admiraba todos los aspectos internos. Así que cuando la enclaustro sin más contacto externo, ella no opuso resistencia.

Los 50 años que pasó en ese estado solo vivió para complacer a su pareja y viceversa, esperando pacientemente el matrimonio. Ella, como bruja era consiente de alguna cosas sobre la profecía y deseaba pronto conocer a sus nuevas hermanas esposas del resto del linaje.

—Obito, amor mío... Vayamos adentro, madre Eva fue a guardar las cosas que nos trajo tu hermano Sasuke para la ceremonia de mañana. Estoy entusiasmada por pronto ser toda tuya— palabras seguidas por un beso apasionante que hicieron a Obito olvidar los celos sentidos hace un segundo.
 —De acuerdo, vayamos adentro— le contestó mientras la abrazaba por los hombros para entrar a la mansión. 

La dama i la mort || SasuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora