Peligro

108 16 18
                                    

Ya era veintitres de octubre, un día muy importante.

Jimin oficialmente sería independiente de sus padres de acuerdo al juez que le había concedido su tutela hacia un par de días atrás.

Por fin Zun y él se irían a vivir a un pequeño departamento cerca de una tienda de conveniencia y del hospital. 

Este era un gran paso en la vida de Jimin. Pues significaba que sus sueños quizá se podrían lograr.

Conocer el mundo.

Estudiar.

Trabajar.

Ser alguien útil.

Pues desafortunadamente para las personas como él, no había otra posibilidad.

Tenían que vivir bajo la palabra discapacitado.

Que algunas veces, si no por decir siempre, era reemplazada por incapacitado.

Jimin no se creía incapaz de poder desempeñar, lo que cualquier persona con una vista saludable podía hacer.

Era cierto, el no podía ver. Pero podía escuchar, hablar, expresarse, sentir como cualquier otro que caminase a su lado en la calle.

La sociedad subestimaba mucho a las personas que padecían estos pequeños defectos.

En la mente del castaño, podía claramente decir que tenía mejores propuestas, que aquellos que representaban al país en el parlamento.

Más nunca sería tomada en cuenta a una persona ciega, sorda, muda, paralítica.

Ni siquiera tenían una buena educación, no podían aspirar a tener una profesión, porque no eran competentes.

Cambiar ese pensamiento era bastante difícil, en personas que lo tienen todo.

Y Jimin no se refería a tener algo material, sino a su salud, desempeño y capacidades.

Cada día quería crear un cambio enorme en su país.

El futuro le daría lo que tanto deseaba, pero para eso tenía que esperar y ser paciente.

Cómo lo fue en el momento que pudo escuchar los lloriqueos de su madre por "dejar ir a su bebé".

Bien, al castaño le encantaba recibir mimos y cariños.

Pero vivir bajo ese cariño desmesurado, era inconveniente.

Pues truncaba el gran futuro que le estaba esperando.

Claro, no todo podía ser perfecto.

Al menos en ese momento tuvo mucho miedo. Nada de ese futuro quitaba el peligro de estar solo.

Y quería llorar.

Llorar porque no todo iba a ser fácil.

Su fiel guardián Zun, con fuerza tiraba de la correa, guiando a Jimin en dirección a la salida de emergencia de aquella tienda de conveniencia.

Un asalto.

Eso pudo escuchar de una voz grave, amenazando a la que supuso la cajera.

Pero todo se sintió más tétrico cuando el frío de algo delgado y filoso se posó en su cuello.

— Zun, color azul... – fue lo único que pudo decir, soltando la correa.–

Escuchó como las cuatro patitas de su adorado cachorro pronto salieron de la losa.

Y pronto la risa pudo sentirla en su oído de la persona que lo estaba sujetando con mucha presión, haciendo que comenzara el dolor en su brazo izquierdo, además de un par de risas más.

— Pero miren a este tonto, quería escapar.

— Por favor, no me hagan daño...– susurró mientras se sentía empujado por aquel hombre.–

— Ya suéltalo, no ves que está ciego. – dijo una de aquellas voces – De cualquier forma, no servirá de nada a la policía.

— Míralo parece un idiota con la mirada fija.

Dos risas se escucharon.

— Es un doncel seguramente. ¿Lo averiguamos?

— Por favor, por favor no... Tengo que ir a casa... Por favor...

Entonces escucho un golpe, para después sentir el suelo con sus manos.

— No seas un imbécil, ya tenemos lo que necesitamos, ahora vámonos.

Ese momento fue crucial para que Jimin pudiera arrastrarse hasta donde esas voces se escucharan lejanas.

Pero aquel que lo sujetó hablo molesto en aquella lejanía, cuando las pisadas de los otros dos dejaron de sonar en la losa, anunciando que habían escapado.

— ¿Que ya tenemos lo que necesitamos? Pues ahora necesito cogerme a ese doncel ciego.

El castaño entro en pánico, sintió como su tobillo fue tomado con fuerza y grito por ayuda.

— ¡Suélteme por favor! — rogó en medio del llanto.—

— Vamos a ver qué tan nuevo estás dulzura.

— ¡Que alguien me ayude! ¡AYUDA!

Las torretas pronto resonaron en aquel lugar.

Así como muchas voces que Jimin no logro conseguir escuchar con claridad, debido al miedo y ataque de nervios que estaba presentando.

— Mierda.

Escuchó la suave voz de un hombre, diciéndole que tendría que acompañarlo a rendir una declaración, pero él estaba en shock.

Pronto sintió el lomo peludo de Zun, dándole seguridad.

Y paramédicos pronto le hablaban.

Quizá había hecho mal en intentar ser alguien normal.

En una situación así, no pudo defenderse porque tal cómo lo había dicho el compañero de su atacante.

Él era un tonto ciego, que no servía para nada.

Cuándo llegó a la oficialía, Zun fue su gran consuelo. Pues fue el cachorro quien había entendido el código y buscó ayuda oprimiendo el botón de pánico más cercano.

Zun era su héroe de cuatro patitas y también de aquella cajera que ya se encontraba fuera de peligro en el hospital.

Al menos eso fue lo que escuchó por parte del oficial que le tomo la declaración.

Donde señaló a ese hombre como abusador sexual.

Tras un par de horas Jimin y el cachorro Zun fueron llevados al que ya era su nuevo hogar por una patrulla.

Tanteando la pared para pasar la tarjeta de seguridad pudo cerrar la puerta.

— Gracias por hoy Zun. – dió un besito al cachorro y sintió la  lengüita deslizarse en su mejilla.–

Escuchó como el cachorro presionaba su dispensador de alimento y bebía agua.

Y por primera vez, quería que su mamá estuviera ahí mismo como todo el tiempo anterior.

Pero si quería ser independiente debía demostrar que esto no lo haría claudicar en su objetivo.

Esto solo era el comienzo de su futuro prometedor.

El de aquel dónde todo lo malo, sería compensado por algo bueno, mucho mejor de lo que sus pensamientos lo hacían creer.

Porque los peligros pronto se encargarían de poner a la persona que más lo iba ayudar a enfrentarlos en su camino.

Y Jimin quedaría encantado por la gran persona que sería Jeon Jungkook con él, hasta el final de su historia.

________

Adiós, ya me voy a dormir :)

•|Clarity|• KookMin [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora