Las pequeñas cosas

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— Quieres un poco de agua? No comiste nada te dolerá el estomago

— Yo... estoy bien Charlie — contesto sin mirarme por lo que tome su mano y la apreté ligeramente

Ahí estaban esos ojos marrones que no brillaban igual, quería gritarle que era talentosa y que no importaba lo que solo un par de personas opinaran pero sabía lo fuertes y pesadas que pueden ser las palabras en cuanto alguien habla sobre tu desempeño en algo que amas

— Liv, se que no quieres escuchar en estos momentos palabras de animo ni mucho menos lo que los demás piensan pero...— vamos Charles tu puedes — Solo quiero que sepas que estoy aquí y lo estaré inclusive si no lo quieres...

—¿En serio quieres estar con una chef fracasada Charles?

— Hey, no dejes que esos pensamientos oscuros ganen espacio en tu mente, no lo valen— susurre mientras me acercaba mas a ella— Hablo en serio Olivia Alba Rosaes Franco yo... yo, estoy enamorado de ti y no porqué seas una chef reconocida que cocina tan malditamente delicioso — una pequeña risa salio de los labios de Liv provocando que yo sonriera — Quiero que sepas que mantengo lo que te dije en Paris y si tengo que repetirlo un millón de veces lo haré — respire profundoy tome su mano nuevamente — Estoy profunda y locamente enamorado de ti sin importar que la medida de tiempo sea corta o larga, la distancia o las personas que se interpongan caí a tus pies por todas esas pequeñas cosas que te hacen ser simplemente Liv

El aire se sentía más ligero y mi corazón se sentía tranquilo pero en cuanto mis ojos se encontraron con los de Liv juraría que mi corazón escaparia  de mi pecho para cuidar el suyo y no volvería a mi porqué con ella estaría seguro y estaba bien con eso

— No quiero presionarte ni que sientas que debes de decirlo ahora se que no es el mejor momento pero yo solo quería...

Las palabras fueron arrebatadas de mis labios y reemplazados por los labios salados de Liv, mentiría si dijera que por mi mente no se cruzo la idea de besarla en cada oportunidad que tuviera desde aquel simple roce despues de la cena, no lo había hecho porque no quería acelerar las cosas y volverlas incómodas pero al diablo se sentía tan jodidamente bien que daría mi vida por seguir besando esos labios

— Yo también estoy enamorada de ti Charlie — escuche decir con la voz ligeramente ronca a Liv provocando que un escalofrío recorriera mi espalda — Pero quiero que llevemos las cosas lento se que estas acostumbrado a que las cosas sucedan rapido pero ¿podrías hacerlo?

Sonreí mientras apoyaba mi frente contra la suya, quería gritar, correr y celebrar que mis sentimiento fueran correspondidos simplemente me sentía más vivo

— No toda mi vida va a trescientos kilómetros por hora Liv... tomemos las cosas con calma — reí entendiendo a lo que se refería — Pero ¿puedo seguir besandote?

Esa risa, me encantaba verla reír sus ojos se cerraban levemente y sus labios temblaban, no podía evitar verla como niño en dulceria sin saber que dulce elegir simplemente era el efecto que ella tenía sobre mi

— Si puedes Charlie — contesto por lo que le robe un picó rápidamente — También me gusta besarte

— ¿Entonces ese pequeño beso en el restaurante no fue un accidente? — pregunte mientras Liv se ruborizaba — Me gustan las chicas con iniciativa

— Oh vamos fue demasiado obvio — contesto empujándome levemente — Y a mi me gustas tu Charlie

Así pasamos varias horas,  bromeando y hablando sobre cualquier cosa mientras mirabamos el techo con nuestras manos entrelazadas o sobre Triton, nunca había sentido tanta calma   como en este momento, se sentía como si volviera a la casa de mis padres cuando era niño durante las vacaciones de verano los cinco tirados en el pasto del patio mientras contábamos historias hasta el anochecer

Tercer tiempo | Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora