CAPÍTULO 34: MUERTO EN VIDA.

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Su rostro estaba ensombrecido.

—Si lo niega no crees que por lo menos deberíamos darle el beneficio de la duda? No le creo capaz de algo así, habiendo visto la forma en cómo cuidó de ese chico.

Imani cruzó sus brazos y fulminó a Naim.

—En serio? Como si no supieras como son todos los alfas.

—No crees que estás siendo algo prejuiciosa? No deberías meter a todos los alfas en el mismo saco.

Naim hablaba de manera tranquila, a diferencia de su mujer que no podía ocultar su furia y malestar.

Hace poco que conoció a Héctor, y ya le caía mal.

Lo aborrecía.

—Ah, ah...ahora yo soy la prejuiciosa... Pues genial.

Miraba a Naim con los ojos muy abiertos, y hablaba de manera irónica.

—Anda cálmate, no creo que te haga bien que tengas corajes. 

La abrazó por detrás, después la besó en la mejilla.

—No crees que deberías hacer las pases con él? No siento que sea una mala persona.

Ella le echó una mirada feroz de nuevo.

—Has perdido la cabeza? Yo no hago las pases con violadores.

No se dejaba persuadir por los cariños de su esposo.

Su cólera seguía igual, y no se veía capaz de aguantar la arrogancia de Héctor.

—Y qué tal si no lo es, y si resulta que es un malentendido?

La miraba directamente a los ojos, como si fuera capaz de ver a través de ella.

Imani solo desvió sus ojos de mala gana.

—Dudo mucho que sea un malentendido, está por todas las redes que abusó de un omega. Seguramente por eso está en este lugar, escondiéndose como la rata que es.

Su furia aumentó, y parecía que en nada iba a expulsar fuego.

Naim no se veía capaz de convencer a su mujer, de la posibilidad de que Héctor fuera quizás inocente.

Así que optó por otra vía.

—No crees que por lo menos deberías tener la fiesta en paz? Lo digo por ese chico... cómo se llama...

Agitaba su mano para que Imani le dijera su nombre.

—Se llama Leo.

Naim chasqueó los dedos.

—Eso.... Si no fuera por él, habrían matado a Leo. Hasta es un milagro que siga vivo.

Ella bajó su mirada, ya más calmada y la cólera reducida.

—Tienes razón, no había pensado en ello.

—Es lo que te digo, debemos pensar más en Leo. Por tanto, no debes pelearte con Héctor.

La dió un beso en la mejilla.

—No te parece una buena idea?

Ella asintió, después se acurrucó en los brazos de Naim.

Pasaron varias horas desde que Imani fue a ver a Leo, y discutió con Héctor.

Héctor estaba en el sofá, intentando descansar, no obstante, de repente escuchó un ruido sordo.

Abrió los ojos de inmediato y se levantó del sofá.

Lo primero que hizo fue poner sus ojos en la cama donde debería estar descansando Leo, pero ya no estaba ahí.

MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora