𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶

~23~

Entramos al instituto. Ya no había nadie en los pasillos pues las clases ya habían comenzado.

La seguí hasta megafonía.

Abrimos la puerta bruscamente.

—Eh, oye. ¡Aquí no podéis entrar!—dijo la chica que había ahí.

Tory le arrebató el micrófono.

》¡No! Devuélveme el micro. ¡Está prohibido!

—Samantha LaRusso—habló Tory a través del micrófono—. Sé lo que hiciste y ahora vas a pagar.

Tomé el micrófono de sus manos.

—¡Vamos a por ti, cabrona!—dije antes de dejar el micrófono sobre la mesa de nuevo.

El timbre sonó y todos los alumnos salieron al pasillo.
Nosotras caminábamos en busca de Sam.
Finalmente nos topamos frente a frente.

—Vi lo que hiciste en la fiesta—le dijo Tory.

—Besaste a Miguel—continué.

—Es que... es que...—empezó a decir pero fue interrumpida por el puño que Tory le lanzó el cual pudo esquivar.

Sam trató de irse, pero yo tomé su mochila tirándola detrás de mí para después patearla.
Tory volvió golpearla.

De repente Robby intervino estampando a Tory contra una taquilla.

—¿Estás bien?—le preguntó a Sam, pero Tory vino por detrás y lo apartó—. ¡Parad ya!

—¿Piensas defender a Sam?—le pregunté a Robby—. ¿Comerás siempre de su mano aunque te haya puesto los cuernos?

—Seguro que se puede arreglar—continuó él pero acabó siendo apartado por Miguel.

De un momento a otro, todos estaban peleando a nuestro alrededor.

Sam me tomó y me golpeó contra unas taquillas, pero yo le lancé un puñetazo que esquivó.

La pateaba y ella hacia lo mismo conmigo.
Tory intervino acabando tirada en el suelo.
La ayudé a levantarse para luego ir a por Sam de nuevo.

Acabamos en la entrada principal donde había unas escaleras.

Tory le lanzó unas patadas y después yo la tiré al suelo.

—¡¿Podéis parar de una vez?!—cuestionó Sam al levantarse.

—¿Qué pasa? ¿No se suponía que eras mejor que yo en todo?—cuestioné para luego ir a darle una patada, pero esta subió las escaleras haciendo que pateara la barandilla de la escalera.

Acabamos en el piso de arriba desde donde Tory arrastró a Sam por las escaleras tomándola del pelo.
Esta se recompuso y la empujó lejos. Después yo le lancé un puño que paró para luego golpear mi estómago con su rodilla dos veces para después soltarme y patear a Tory contra la barandilla.

—¿Solo sabéis pelear así? ¿Sucio?—cuestionó Sam.

—Esto no es un torneo—dijo Tory poniendo su pulsera en su mano—. No hay reglas.