Era una colita esponjosa de mapache.

Solamente que no esperaba encontrarlos de esa manera. Cubiertos de montones de hojas, enredaderas, pequeñas flores oscuras y un montón de hierbas que ni conocía.

Era como si la misma naturaleza se hubiera encargado de protegerlos.

Suspiró cansado y aliviado a su vez, pasó sus dedos delicadamente por la superficie del manto verdoso que probablemente recubría a quienes tanto buscaba.

Fue quitando poco a poco las hierbas, después recurrió a la ansiedad que se había acumulado en sus venas y rasgó todo de golpe sin ser demasido brusco. Una vez que la mayoría de plantas fueron retiradas, se dio cuenta de la flor anaranjada que seguía brillando.

¿Qué significado podría tener? El color no era algo particularmente importante de resaltar. El naranja quiere decir entusiasmo, confianza, éxito, generosidad y creatividad. Es un color con un carácter cálido y no llega a ser tan agresivo como el rojo. Incita a la creatividad y tiene un efecto extrovertido y vibrante.

La flor no era parecida a ninguna que hubiese visto antes. Sus pétalos delicados y con una textura muy variada eran llamativos, unas cuantas más brillantes que otras casi llegando al centro. Y en él, una luz cálida que le daba el aspecto de una flama ardiente de amor y cariño.

De todos modos, no quería ver ninguna flor que no fueran sus dos tesoros más preciados en todo el mundo.

Karl permanecía dormido, su cansancio al momento de siquiera mover su colita de un lado a otro por la felicidad de ser encontrados podía verse de inmediato. Acarició su cabeza con cuidado, lo dejó descansando a un lado de los dos.

Pero... Ranpo era un caso muy diferente.

Las venas en sus brazos se veían de un color obscuro, no sabía si era azul, púrpura o incluso negro. Aquello le asustó de inmediato, aunque el pulso de su muñeca era bastante regular y no sentía cambios bruscos en su respiración.

Era apaciguada, casi dormida igual que la de Karl. Solamente que no estaba convencido en lo más mínimo, había flores por todo su cuerpo similares a las que crecían cerca de los cementerios.

Lycoris radiata.

Se encontraban por todas partes, no tenía ni un centímetro de piel que no estuviera recubierta por sus pétalos tan peculiares. Se preocupó de inmediato, se supone que esas flores eran venenosas y no debería siquiera haberlas tocado con sus manos sin protección.

De todos modos daba igual, lo relevante del asunto era Ranpo.

— Ranpo-kun...– le llamó una vez — Ranpo-kun, por favor, d-despierte... Ranpo-kun...

Lo sacudió un poco, junto con los leves movimientos cayeron más pétalos de su cabello.

— Por favor no haga esto... por favor, tiene que quedarse aquí, tiene que quedarse conmigo...– volvió a llamarle, hizo a un lado un mechón de cabello — Sus compañeros... R-Ranpo-kun, su... s-su familia está esperando...

Sus párpados no se abrían, no mostraban ninguna señal de querer hacerlo. Inevitablemente sintió un nudo en su garganta, sus manos temblaban conforme intentaba hacer que despertase, sus ojos se sentían acuosos.

— Ranpo-kun... n-no... no, no, no, no...

Por su contrario, Karl quizás ya había desistido. Por ello tal vez no se movía, por ello tal vez sabía que no podían hacer nada... por ello tal vez se rindió.

Pero no, él era terco.

— ¡Ranpo, despierta, por favor!

Intentó muchas cosas, aunque nada funcionaba como quisiera. Su corazón seguía bombeando de una manera lenta y calmada, el oxígeno sí llegaba hasta sus pulmones y la sangre tenía su curso normal.

Aún así, las venas en sus brazos seguían siendo del mismo color y nada las hacía cambiar hasta el momento. Sus emociones aceleradas y llenas de un miedo interno que plagaba su pecho, el inmenso mar de dudas y posibilidades que todavía tenía.

Recordó la pistola y lo que Ranpo quiso intentar hace un rato... ¿morir aquí también los mataría allá? ¿Era eso en lo que pensaba cuando quiso tratar con esa opción?

No era una buena idea en sí, pero se encontraba desesperado por pedir ayuda y las lágrimas cayendo por sus mejillas lo decían.

No dijo ni una palabra más luego de tantos ruegos por hacer que abriera los ojos, simplemente tomó el arma y apuntó a su cabeza desde su mentón.

Era una salida.

Buena o mala, era lo que era.

Buena o mala, era lo que era

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Un poquito de tensión para darle sabor al asunto

¡Gracias por leer!

Nosotros contra el mundo // RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora