La última mujer del legado Ackerman, apellido de las mujeres más deseadas y más hermosas que han pisado la faz de la tierra, ¿seguirá con la tradición que arrastra su familia?
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Los personajes le pertenecen a Isayama
Llamé a mi amiga y estuvimos hablando durante unas cuantas horas, cuando me di cuenta de la hora ya eran las 18:30, por lo que me despedí de ella y comencé a prepararme.
Me decanté el el vestido azul oscuro, que la verdad me quedaba algo Justo, pero me gustaba, como quería parecer alguien nuevo me decidí también ponerle un par de accesorios para nada discretos y unos tacones anchos negros.
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Me maquillé algo sutil y comí unos aperitivos para no ir con el estómago vacío. Justo a las 19:40 Eren llamó a mi apartamento.
Le abrí la puerta y entró. Me analizó durante unos segundos.
–Woow Mika, estás increíble, y te has cortado el pelo, estás Preciosa. Mis mejillas empezaron a sonrojarse –gracias, tú tampoco estás mal– le respondí sonriendo –¿Verdad? Soy un partidazo– dijo y rompió en carcajada, y yo le seguí –Bueno, como apunte antes de ir, iremos en mi coche, posiblemente luego no puedes traerte porque estaré bebido, entonces o puedes quedarte a dormir allí en la residencia de strangis o te pago un uber hasta aquí. –Okey... –No hace falta que tengas una respuesta ahora, lo vas viendo y me dices, y por cierto, ya te pido perdón por mis amigos por si dicen alguna grosería.
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El trayecto en el coche de Eren se me hizo bastante corto, ya llegando a una de las cosas de la residencia que se alquilan entre varios estudiantes se podía oír la música a todo volumen y los gritos de los jóvenes.
En el porche Eren tocó el timbre y seguido de eso un muchacho pelirrojo nos abrió la puerta.
–CHICOOOS, EREN YA ESTÁ AQUÍ, ¡¡QUE EMPIECE EL DESMADRE!!– gritó al tiempo que el resto de invitados gritaban por detrás –Hola Floch, ¿Que tal tío? – preguntó mientras se daban un fuerte apretón de manos. –¿Quién es la monada que te acompaña?– dijo giñandole un ojo –Soy Mikasa –Anda, pero si habla y todo, pasar, pasar.
Eren me miró como diciéndome "olvídalo, esta borracho", lo dejé pasar por esta ocasión.
Entramos y se podía ver toda la casa llena de estudiantes bailando, bebiendo y jugando. Acompañe a Eren a la cocina a por unas bebidas, no sé muy bien que era, pero decidí confiar en Eren y beber de todas formas. Era un sabor dulce, pero cuando bajaba por la garganta dejaba un rastro de ardor.
