Capítulo 4. Cita a media noche

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Sam bromea intentando empujarla.

-Kara, tu novia intenta abusar de mi, dile algo.

La rubia niega, sonriendo.

-Ella manda, lo sabes.

Lena se inclina aún más sobre ella hasta que sus narices se tocan.

-Eres mi mejor amiga y me diste un susto terrible, por un segundo pensé que alguien te había atacado, estaba a punto de realizar despidos masivos y refundir en la cárcel a toda la tripulación.

La amenaza hace sonreír a la morena que levanta su mano para acariciarle la mejilla

-¿Hay algo más que quieras decirme?

Las pupilas de Sam van por un momento hacia Diana que salta en su lugar, sus ojos se abren con pánico, mirando nerviosa a Donna Troy que permanece impasible.

-Nada, te digo que tropecé.

El rostro de la líder se suaviza y besa la frente de la meteoróloga que pasa su mano a su nuca, disfrutando del cariño. Lena se incorpora unos segundos después volviéndose hacia las dos imprevistas visitantes.

-¡Que amables de su parte por visitar a Sam! Aunque Donna necesito empieces con tu trabajo, ya solo nos quedan 3 días para llegar a nuestro destino, puedes trabajar con Kara, necesita apoyo ahora que debe hacer la parte de Sam

La rubia la voltea a ver con clara sopresa en su rostro.

-Pero.

-¡Ya escuchaste! Estoy convaleciente mi querida Kara- interrumpe Arias-. Te lo compensaré, lo prometo, cuando me recupere trabajaré debajo de tu escritorio todo el día - dice guiñándole un ojo.

Las mejillas de la rubia se pintan de un rosa furioso, como odia ese tipo de comentarios de parte de Sam por lo que abandona la sala a paso iracundo. Donna la sigue en silencio mientras Lena también se dirige a la puerta.

-Vendré a verte en una hora, debo organizar a los equipos ¿Señorita Prince, me acompaña?

-En realidad- interrumpe la meteoróloga-. ¿Podría hablar con Diana un momento? A solas.

Luthor se cruza de brazos.

-¿Por qué?

Sam hace un esfuerzo por sentarse para confrontarla.

-Es personal.

Las dos palabras provocan que Luthor levante las cejas en sopresa antes de regalarles una sospechosa sonrisa a ambas que hace que la historiadora se sonroje.

-Esta bien.

Una vez que están solas, Sam mira a Diana con tristeza.

-Lo siento mucho señorita Prince, no debí propasarme con usted, la besé sin su consentimiento y el alcohol no es excusa- dice poniendo su mano sobre su pecho con una expresión de gran pesar-. Entiendo completamente que su subordinada quisiera defender su honor, sin embargo, conozco a Lena y no sería justo que ustedes perdieran su trabajo por mi falta.

La señorita Prince se apresura a colocarle la mano en el hombro nuevamente, arrodillándose a su lado para mirarla.

-No, no, lo que hizo Donna no fue correcto, le rompió la nariz- dice bastante mortificada-. De todo corazón espero la perdone y... Gracias, de verdad por cubrirla, necesitamos este empleo, por, por deudas; además yo tampoco reaccioné a tiempo, debí poner límites.

Arias la mira con compresión.

-No se preocupe.

-Donna aún es una niña, no sabe controlarse, pero le aseguro que no lo volverá a hacer, de eso me encargo yo.

El mar en la cimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora