—Tú eres mi familia, eres mi familia y no me iré si no es contigo. Me vuelves loco, haces que pierda todo mi autocontrol, para después enseñarme que puedo ser mejor y largarte, haciendo que regrese hacer quien era hace mucho, tengo miedo Rouses, tengo mucho miedo de perderte, soy débil por eso, y es tu culpa, tú tienes la culpa de que ahora sea así
—¿Mi culpa?
—Si tuya, por venir a mi mundo y ponerlo de cabeza y mostrarme algo tan valioso que ahora no quiero soltar, y como es tu culpa, que no quiera renunciar a eso, te aguantas —Alce una ceja
—¿Al menos me amas? —Pregunté —O es una loca obsesión hablando
—Es la maldita pasión que hace que te quiera veinticuatro horas conmigo. Mi obsesión por poseerte siempre y mi estúpido corazón que se niega a perderte. No soy cursi Rouses y lo sabes, pero si carajo te amo tanto que ya no sé cómo vivir sin sentir eso que me haces sentir aquí —Señalo su pecho —No quiero dejarlo de sentir y no quiero que lo hagas sentir a nadie más así como me haces sentir a mí
—Hay Alessio, es que no lo entiendo
—¿Qué parte maldición?
—Deja de maldecir a cada rato. —Lo reprendí —Mírame Alessio, yo no te puedo dar una familia, ni un heredero, ni nada. Soy rara, parlanchina, una cerebrito, que a veces dice lo que siente, soy menor para ti, enojona, mi estado de ánimo varía tan rápido, puedo cambiar de opinión tan rápido como se me dé la gana, soy tan complica y además te hago enojar
—Todo eso es lo que me gusta de ti, cada defecto, cada parte, porque tú haces lo mismo conmigo, no sabría vivir sin esa boca inteligente, no sabía vivir sin esa locura tan natural y esa vibra de felicidad que brota de ti, no quiero. —Me tomo del rostro con ambas manos —Te amo joder, tanto, que más quieres que diga, te he abierto mi puta alma, te he dicho todo, que más necesitas
—Nada más —Dije segura
Cuando lo conocí era mucho más difícil sacarle información y que dijera lo que siente ni se diga, ahora me lo dice, claro que no debo acostumbrarme, después de esto, dará por hecho que lo recordaré siempre y no me lo dirá, muy debes en cuando, pero este miedo.
—Dejarás que ese miedo nos separe —Lo mire —No seas cobarde —Tome sus brazos separándolo de mi rostro y me lance a su torso abrazándolo, él me apretujo contra él —No sabes cuando malditamente te extrañé —Un rugido se escuchó y en eso Sin ju entro en la habitación, Alessio me puso detrás de él haciendo enojar al tigre
—Él es Sin ju, mi tigre —Indique —Él es Alessio —Lo miro —Duerme aquí
—¿Qué duerme contigo?
—Si —Él me miro como si estuviera loca —Es muy educado, ¿verdad? —Camine hasta él y lo mime —Eres un lindo tigre, ¿a que si?
—Estás loca —Lo miré y negó con la cabeza
—¿Me amas?
—Estamos locos ambos, entonces —Sonreí
Sin ju camino hasta él lo olfateo y después paso de él yendo hasta un rincón donde estaba su cama, mire a Alessio.
—Viajaste a la India solo para que regrese
—En parte si —Alce una ceja —Recuerda que tienes que casarte conmigo en cuatro días
—Sí, eso no se me olvida
—Pues parece que si
Su mano se acunó en mi cintura atrayéndome a él, sus labios fundieron a los míos, mordió mi labio inferior dándole paso a su lengua, que se encontró con la mía, sus manos subieron por mi costado, hasta mis senos, de un tirón rompió mi blusa. El toque de sus manos en mi piel hizo erizar mis vellos, mis manos volaron hasta su cabello revolviéndolo un poco para después bajar y sujetarme de sus hombros, sus manos bajaron a los dobles de mi falda haciéndola descender, cuando estuve en ropa interior él me tomo de los muslos llevándome a la cama. Me recostó sobre esta y se sacó la camisa subiéndose sobre mí, sus labios volvieron a juntarse con los míos en un fogoso beso, los movió a mi quijada para bajar por mi cuello, lo cual causo molestia, apreté las sabanas, poco a poco me fui relajado hasta que me acostumbre a ellos. Bajo hasta la parte superior de mis pechos, retiro mi brasier y empezó a apretujar mis senos con sus manos, paso su lengua por mi pezón haciéndome estremecer, sus labios se acercaron a esta succionando y mordiendo levemente, mientras que con su otra mano seguía apretujando el otro. Cambio de lado para seguir torturándome, cada movimiento de su parte me hacía estremecer, bajo a mi abdomen y comenzó a besar cada parte de él, sentí como retrocedía, jalando mis piernas hasta el filo de la cama. Sus labios se encontraron el dobladillo de mis bragas, las cueles bajo lentamente, hasta que desaparecieron, recorrió mis piernas con sus besos, deteniéndose en ambas en medio de estas, me miro regresando a mis labios. Rompió el beso regresando a mi centro, roso sus labios, para después comenzar a devorar mi vulva, apreté las cobijas, mientras retorcía los pies, solté la cobija con mi mano izquierda y la enterré en su cabello. Volvió a subir por mi cuerpo hasta mi cuello, me tomo de las axilas acomodándome más arriba en la cama, sus besos volvieron al ataque en mi cuello, clavícula, hasta el lóbulo de mi oreja. Sentí como su mano se deslizó hasta mi vulva y comenzó a frotar mi clítoris, me mordí el labio, mientras él seguía besando mi cuello y clavícula y la parte superior de mis pechos, uno de sus dedos bajo introduciéndose en mí, un pequeño gemido se escapó de mi boca, sentí otro dedo.
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Passione
RandomPerdió, perdió lo que sabía que iba a perder, pero aun así dolió. Los recuerdos son objetos valiosos que uno atesora, pero hay veces que tienden a desaparecer o a quedar en el olvido. La mente de Rouses es un campo minado que no permite ir más hall...