Capítulo 2: primer día de trabajo

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Tomé unos huevos y un poco de pan. Hice unas tostadas con huevos revueltos. Comí rápidamente y fui a vestirme.

Dios Santo, de verdad no tenía nada que ponerme para trabajar. Era deprimente.

Saqué una falda azul celeste. Y una camisa blanca con bordado en el centro.

Pareces una vieja.

Cállate.

Me coloqué mis zapatos de tacón bajos. Esta vez, até mi cabello en un moño alto. Me puse un poco de labial y estaba lista para ir a trabajar.

Será para que te despidan.

Quizá debería cambiar de conciencia.

Vale, me callo.

Salí de mi habitación, tomé mi bolsa y me coloqué los lentes.

Tomé un taxi hasta la compañía. A la cual llegué temprano.

—Son setenta dólares con cincuenta — me dijo el chófer mirándome por el retrovisor.

—¿Tanto?— le pregunté incrédula.

Genial, ¿ahora como volveré a casa?

—Debió pensárselo mejor y venir en bus— dijo el hombre.

Idiota.

Le dediqué una mirada irritada y le tendí el dinero.

Me bajé del auto y entré al edificio.

—Buenos días — le dije a la chica, al llegar a la recepción.

—Buenos días, señorita Evans — me saludó cordialmente —. Aquí tiene su gafete. Bienvenida.

Tomé el gafete colocándolo en mi camisa y me encaminé al ascensor.

Dentro de este estaba el hombre del otro día. Jack. Igual de pulcro y elegante.

—Rosalie, hola — me saludó con una gran sonrisa.

—Buenos días, Señor Carson — le dije, devolviéndole el saludo.

Él soltó una risotada que hizo que me girara hacia él.

—Por favor, llámame Jack o Jackie. No soy tan viejo para que me llames señor — me dijo divertido.

Yo bajé un poco la mirada avergonzada y nerviosa.

—Está bien... Jack.

—Y... ¿Qué haces aquí?, ¿Te han contratado?— preguntó.

—Sí, ahora soy la secretaria del señor Caruso — le dije encojiéndome de hombros.

—Excelente. Así que... Nos veremos más seguido, ¿Eh? —me dijo, dedicándome una sonrisa ladina y encantadora.

Alguien está coqueteando.

—Sí, eso parece.

Sentía mis mejillas rojas. Estaba nerviosa y creo que él lo notó cuando esbozó otra de sus encantadoras sonrisitas.

Aparté la mirada y, di gracias a Dios que la puerta del ascensor se abrió. Dando paso al pasillo.

Pasé frente al escritorio de la pelinegra del otro día, sin siquiera molestarme en saludar y me acomodé en el escritorio vacío que había a un lado de la oficina del señor Caruso.

La pelinegra alzó la mirada, escaneándome. Puso una notable mueca de asco al ver mi atuendo.

Menuda imbécil.

De pronto, su mirada se posó en el hombre que acababa de salir del ascensor. El señor Caruso. Vestía un traje azul marino. Estaba bien peinado, igual que el día que vine a la entrevista. Estaba distraído viendo algo en su celular.

Que sexy es nuestro jefe, mhm.

—Chelsea, a mí oficina. Ahora— dijo a la pelinegra, sin alzar la mirada de su móvil.

Al pasar junto a mi escritorio ni siquiera reparó en que estaba ahí. Solo abrió la puerta de su oficina y volvió a cerrarla detrás de sí.

Me quedé implorando paciencia para no estamparle algo en la cara a ese idiota. Tenía que conservar el empleo.

Dios, es que es tan... Irritante.

Concéntrate.

Vale, debía calmarme.

Vi que Chelsea se levantaba de su asiento, pasando junto a mí.

Ella también era insoportable.

Se detuvo un momento en la puerta y me miró por encima del hombro. Abrió la puerta y se sumergió dentro de la oficina.

Tomé mi bolsa y comencé a sacar mis cosas. Tampoco traía mucho, solo lo necesario. El estuche de mis lentes. Una pequeña fotografía que me había hecho con Bec hace unos meses. Algunos lápices y unas notitas adhesivas.

Encendí el computador y... Me quedé pasmada, con los ojos bien abiertos cuando comencé a escuchar... ¿Gemidos?

Me acerqué un poco más a la puerta disimuladamente y, sí, efectivamente. Eran gemidos los que venían de la oficina de mi jefe.

Vaya, vaya.

Traté de fingir que no escuchaba nada y que me centraba en mi trabajo. Pero, me fue imposible, los gemidos siguieron así un rato más.

Suspiré y comencé a teclear algo, lo que fuese con tal de distraerme.

Vaya, será un día bastante... interesante.

Peligrosa AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora