Pasaron algunos minutos y llegué a la entrada del cementerio, bajé del caballo para así adentrarme al lugar, comencé a buscar con rapidez y desesperación, al punto de que me sacaba pedazos de piel de mis labios secos con mis propios dientes.
Hasta que lo encontré.
Noté las dos tumbas de madera, a quienes pertenecían a los padres adoptivos del asesino de mi familia, por lo que entendí porqué se encontraba enterrado aquí.
Leí con atención la causa de muerte que estaba escrita en su lápida: "suicidio". La fecha daba dos días después del incidente en el castillo.
- Que cobarde - susurré y una enorme cantidad de ira se acumulaban en mis venas - ¿Cómo te atreviste? -
- Su majestad - habló mi asistente con la voz agitada, pero no dijo nada más, solo permaneció a mi lado.
- ¿Te suicidas para que no te maten por tu imperdonable crimen? - reí irónicamente - Ojalá que estés descansando en el infierno, maldito hijo de puta - solté un suspiro para calmarme y me dí la vuelta para buscar aquella casita donde se encontraba los cuerpos de mi familia.
El sol se estaba poniendo entre las montañas, y una enorme nube tapó las pocas estrellas que se estaban haciendo notar, observé unos segundos el cielo y seguí con mi camino.
Mi asistente seguía detrás mío en silencio, notó que no estaba en condiciones para dar explicaciones ni mucho menos para obedecer el horario de vuelta a Corea.
De repente, llegué a lo que estaba buscando.
Una casita con una bella arquitectura y de color azul, con pequeños detalles rojos y blancos, respetando los colores de la bandera de mi reino. Había una reja que me impedía entrar.
- Permítame - habló el señor Jeon y abrió dicho material, agradecí con una leve reverencia y entré, había flores y velas encendidas que daban un exquisito aroma al lugar.
Llegué a leer varias placas con el nombre de mi padre, mi madre y mis hermanas, junto a la fecha de su muerte y el motivo de ella. Inmediatamente caí al piso de rodillas y me rompí en un llanto que nunca creí que podría soltar.
De algún modo podía sentí sus almas que me llevaban al castillo donde molestaba a mis hermanas y desobedecía a mis padres cuando se trataba de leer libros.
El ambiente se volvió nostálgico.
Me levanté del suelo y miré algunas hojas de papel apoyadas en una caja quemada, tenían la firma de mi padre y mi madre, abrí un poco mis ojos de asombro y las agarré con suma delicadeza. Ambas hojas no decían a quién se dirigía aquellas escrituras, pero sé que algo tendrán escrito por el cual las pusieron en su tumba.
No podría explicar el temor que tengo como padre y como rey, mi mano derecha logró manipularme una sola vez y lo eché a perder, busco mil maneras de solucionar el problema, pero no paro de pensar en lo peor. Mis hijos no se pueden enterar de esta situación hasta que se solucione, espero que puedan perdonarme. En caso de que todo saliera bien y yo ya no esté, confío en que mis hermosos hijos podrán sacar el reino adelante, son inteligentes y su amor por el reino los llevará a tomar las mejores decisiones.
× Rey Kang.
Desde un principio papá sabía que algo malo pasaría, inclusive se imaginó que él estaría ausente de una forma u otra, supongo que supo que las cosas no saldrían del todo bien si algo no le pasaba a él.
Agarré el otro papel y noté la delicada, prolija y hermosa letra cursiva de mi madre al instante.
Mis hijos son lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, al igual que el hombre con quien me casé, no tengo palabras para describir la hermosa vida que estamos llevando juntos. Tenemos planes de viajar por el mundo y conocerlo. No veo la hora de que se cumpla. Me deprime ver crecer tan rápido a mis pequeños, pero orgullosa de que crezcan con buenos modales, esperanzadoras expectativas y excelentes valores. Espero que triunfen en todo lo que se propongan, yo siempre estaré ahí para y por ellos. No pienso fallar como reina, ni como madre.
× Reina Kang.
Dejé las hojas dónde estaban y las lágrimas que ahora derramaba eran de emoción, saber que tuve unos espectaculares padres en los pocos años de vida en los que pude compartir con ellos, ambos tuvieron esperanzas que inclusive yo también podría triunfar en la vida. Ahora tengo más en claro que ellos siempre me apoyaron, me apoyan y me apoyarán en todo lo que haga como el único sobreviviente que puede traer honor al reino...
y a la familia.
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