—¿Uh?
—Puedo cocinar algo para ti, aún te ves cansado—ofreció, observando como la expresión del alfa cambiaba.
—No, no, pediré algo por delivery y…—Su estómago sonó, traicionándolo, tenía hambre y aunque quisiera negarlo, la comida casera sonaba muy bien.
Y la idea de que fuera precisamente el omega que le gustaba quien le cocinara también le emocionaba un poco, pero hundió aquel pensamiento en el fondo de su mente.
—Tomaré eso como un sí—le sonrió, acomodando un mechón detrás de su oreja, su dulce esencia de mazapán llenando su alrededor.
La leve caricia provocó un cortocircuito en la parte de su cerebro que pensaba, logrando que soltará un suspiro, luciendo como una wacha de secundaria hormonal.
—¿Qué te gustaría comer?
—Ah…No sé. Lo que hagas estará bien.
—Bien, Kevin durmió hace poco, pero sí se despierta, sólo échame un grito, ¿vale? — sus orejas se sintieron calientes al asentir de manera muy lenta.
—Hm.
—Me aseguraré de preparar algo rico. No eres alérgico a nada, ¿verdad?
—No.—Los dedos de Guillermo, que no habían abandonado su oreja, le dieron una última caricia antes de que lo viera alejarse, con destino a la cocina.
Bajó la mirada hasta el pequeño, notándolo parpadear, despierto.
Los grandes ojos cafés del pequeño le observaron fijamente, antes de comenzar a removerse en su lugar. Lo liberó con cuidado y le sentó en su regazo, el pequeño se dejó hacer queriendo alcanzar la libreta en la que Lionel había hecho las anotaciones de cómo conquistar a un omega.
La arrastró frente del niño y le tendió el lápiz, buscando una hoja limpia para que el bebo pudiera dibujar. Este zarandeó el lápiz y comenzó a dibujar garabatos.
—¿Querés que dibuje algo?—le preguntó, sintiéndose bobo por cuestionar algo como eso al bebé.
Tomó la punta del lápiz y el niño lo soltó, dejándolo dibujar pequeñas formas en la esquina de la hoja. Cuando Guillermo regresó cuarenta minutos después, para verificar a su pequeño, los encontró a los dos concentrados mientras el alfa dibujaba algo parecido a una flor en el centro de una de las hojas.
—Esta bien chida la flor—Lionel dio un salto en su lugar, alzando la mirada sorprendido—Y ya está listo todo, ven a comer.
—¿Tan rápido?
—Soy un cocinero chingon, así que sí—Lionel lo siguió con el bebé en brazos, Guillermo sirvió la comida para ambos, al notar la mirada de Lionel sobre él, rápidamente se excusó—Perdón ando de gorron. Estoy usando tu cocina como si fuera la de mi casa.
—Podría ser tu casa…—musitó en voz muy baja para que el omga no lo escuchará, mordiéndose los labios luego por haber dicho algo tan vergonzoso. Chucho pelotudo, le regañó, queremos conquistarlo, no espantarlo.
Tomó su tenedor y se llevó un bocado a la boca, casi gimiendo al masticarlo. Estaba re bueno.
—¿Está bueno?
—Hm, demasiado—Al ver al niño querer alcanzar un poco de sus chilaquiles, giró a ver a Guillermo—¿Le puedo dar de comer?
—Nop, es alérgico al ajo, preparé otra cosa para él—Guillermo tomó a Kevin de su regazo, sentando al niño en el mesón frente a él. Lionel lo vio alimentarlo al masticar algo pensativo, las palabras escapando de sus labios antes de poder evitarlas:
ESTÁS LEYENDO
RUMORES
FanfictionLionel Messi es un alfa soltero, director general de una de las más grandes empresas de México a sus cortos 25 años de edad, que vive estresado por los rumores que se crean a su alrededor como para preocuparse por buscar pareja, todo esto hasta que...