nuestra estrella

·CAPÍTULO 2·

Así en un día cualquiera, por culpa de un despertador que nunca sonó, fue como se conocieron el amor y la muerte en mitad de la oscuridad gracias a una estrella que brillaba más que nunca.

Juntas, caminaron hasta el instituto y por el camino fueron hablando la una con la otra, preguntándose su color favorito, si tenían hermanos, su animal preferido, cuantos años tenían, su cumpleaños, y poco a podo dos desconocidas dejaron de serlo tanto.

Pero lo que tenia que pasar pasó, el momento más incómodo de toda conversación "¿Tienes novio?" aquella pregunta que dejaron escapar los labios rosados de Sophie, -no, ahora mismo no, lo dejé hace poco con mi novia- dijo Eleanor acompañando esas palabras con un sutil gesto que acomodó su pelo de tal manera que desde ese lateral no se le veía la cara.

Y en ese momento, en aquel mismo instante, por la mente de Sophie solo pasaba la palabra 'novia' le sorprendía que hubiera dicho que estuvo saliendo con una chica tan a la ligera, como si no significara nada, le sorprendió que fuera tan abierta y tan directa con alguien que acababa de conocer.

Sin embargo, después de unos segundos de silencio incómodo, Eleanor lo rompió con otra simple pregunta pero que no sabia que iba a derrumbarla moralmente, "¿y tu?, ¿tienes novio, o novia?", Sophie giró rápidamente la cabeza para ver a Eleanor mirándola con una sonrisa sutil, una sonrisa que dejaba ver muy poco sus perfectos y brillantes dientes, una sonrisa que hizo que incluso le dolieran las siguientes palabras:

"si, tengo novio, pero no creo que le conozcas" y ahí de camino al instituto fue donde Eleanor recibió el segundo flechazo del día, solo que este venia por la espalda y no lo mandaba cupido, si no la realidad, dándole a entender que por muy impresionante que le hubiera parecido Sophie nunca tendría un futuro con ella.

Una vez llegaron al instituto, se despidieron en la puerta de Sophie ya que estaba antes que la de Eleanor, se abrazaron y ambas sintieron esa calidez, esa seguridad, esa tranquilidad que se espera toda la vida en cada abrazo pero que no sientes hasta que conoces a la persona indicada.