—¿Qué es yakuza? —me susurra Isaac tímido.

—Mafia japonesa —respondo en el mismo tono de voz.

—Quería ver si me podía adaptar al momento. Y probó mi habilidad de improvisar.

—O tu habilidad de sobrevivir —alega Allison.

—En cuanto bajo el sol, aparecieron de las sombras. Tenían espadas, no eran curvas como las katanas, sino rectas, de acero negro. Como ninjatos.

—¿Qué querían?

—Llegar al kumicho. Cortaban a todos los seres vivos que se les cruzaban.

Sangrientos, me agradan. Aprieto la mandíbula ante ese pensamiento y cierro los ojos. Hay una parte de mi que siempre ha estado escondida o al menos e intentando esconderla. Y ahora me dicen que es por un demonio protector, voy a perder la cabeza.

Isaac se da cuenta que algo anda mal y me acomoda sobre sus piernas para abrazarme mejor. Deposita un beso en mi mejilla y puedo ver como Elijah aparta la mirada discretamente.

—¿Lo marcaron hicieron con nosotros? —pregunta el rubio al cazador.

—No exactamente.

—¿Qué era él? —curiosea Scott.

—No sé. Pero debe haber alguien que lo sepa. Otros pocos sobrevivieron esa noche. Uno de ellos era un hombre llamado Katashi, lo llamaban Silverfinger por una prótesis rara. Parecía que las arreglaría solo. Supe que por un tiempo Katashi estuvo en el país. Ayer me la pasé buscándolo.

—Parece que no quería ser encontrado —señala Elijah.

—Parece que no.

—¿Crees que sabe quiénes son? —Scott se levanta del sofá—. ¿O qué quieren?

—Quizá.

—¿Y si no quiere hablar? —cuestiona Allison.

—¿Y si ni siquiera te recuerda? —sugiere Isaac.

—Recordará esto —abre la caja para mostrarnos trozos de una máscara—. Sé que lo maté. No estoy seguro de que se pueda. Pero lo retuve para que pudiéramos salir de allí.

—¿Qué había detrás de la máscara?

—Oscuridad... oscuridad absoluta.

△ ▼ △ ▼

Ahora estoy en mi habitación charlando con Elijah, o más bien me esta escuchando maldecir a medio mundo. Sigo sin asimilar que tengo un demonio protector.

—¿Querías protegerme o algo así?

—Lo descubrí cuando estabas empezando a amar tu lado vampiro, no podía llegar y decirte que también tenías un demonio —responde apenado—. Damon me suplico que no te lo dijera, él quería resolverlo.

—¿Cómo? ¿Iba a exorcizarme?

—Algo así, hermanita —se apoya en el marco de la puerta—. Quería ver si había alguna forma de quitarlo de tu cuerpo sin arriesgar tu vida.

—Los dejaré para que hablen —Elijah besa mi frente unos segundos—. Debo volver a Nueva Orleans, solo vine para decirte esto en persona.

—Ten un buen viaje.

—Llámame si ocurre algo, vendré de inmediato.

Ambos vampiros se despiden cortésmente, mi hermano cierra la puerta y toma una foto mía de cuando era pequeña, él sale a mi lado abrazándome.

ᴘʟᴀᴄᴇ ɪɴ ᴍᴇ | ɪꜱᴀᴀᴄ ʟᴀʜᴇʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora