Ya estaban empezando a decir estupideces y a pegarse más uno al otro, ya no existía el espacio personal y mucho menos les importaba en que espacio tiempo se encontraban.
Eran dos ebrios comunicándose mediante susurros cercanos y carcajadas bajas. Parecían niños planeando una travesura.

Cassiel por un momento olvidó que en la barra los bancos eran separados e intento sentarse sobre el regazo de Alexander sin levantar su trasero. Pero esto claramente no funcionó, y lo único que logró es caerse de cola al piso. Alexander rápidamente la ayudo a ponerse de pie, mientras Jamie se acercaba también para ayudar a su ebria amiga, Matthew estaba riéndose a lo lejos de la escena como venía haciendo desde hace rato, y Cassiel simplemente se reía a carcajadas.

Ella pudo recuperar la postura tomando de las manos a ambos individuos que se ofrecieron a ayudarla.

-¿Estás bien, Cass?- Pregunto Alexander. Este tenía una mezcla de alcohol y cigarrillos en su aliento, el cual era acompañado con su asentó bien marcado de Sheffield.

-¿Quieres hielo, linda?- Pregunto Jamie. Alexander al oír que la llamo linda, su sangre hirvió, pero simplemente se trago todo el abecedario que estaba por decirle al rubio.

-Estoy bien, tuve caídas peores- Dice Cassiel, restándole importancia como de costumbre y apenas recuperándose de su ataque de risa.

-Me alegro, mí vida- Respondió Jamie, e hizo una pausa -Pero debo volver con Blanca y Stella. Cualquier cosita avísame ¿Sí?- Termina Jamie y Cassiel simplemente asiente.
El rubio al ver qué ella asintió se retiró dejando a Cassiel y a Alexander solos.

Alexander se levanto de su asiento -¿Que te lastimaste? O más bien ¿Te has dañado algo más?- Pregunta el castaño a Cassiel.

-Bueno...- Ella le mostró, que los nudillos de su mano izquierda, habían sido raspados por uno de los bancos.

Alexander tomo la mano de la contraria, para dirigirla a sus finos labios para dejar pequeños y dulces besos en sus nudillos. El era tan dedicado y atento hasta ebrio.

-¿Te has lastimado algo más?- Pregunta Alexander, con una dulce sonrisa en el rostro. Esa sonrisa reconfortaba a Cassiel.

-Bueno, sí. Me destroce el trasero contra el piso- Dice Cassiel, como de costumbre agregándole humor y un poco de su brusquedad que la caracteriza.

-Bueno... Puedo ayudarte también con eso- Dice Alexander en voz baja casi inaudible. Pero que Cassiel llego a escuchar.
Esta dirigió su mirada a los ojos oscuros del contrario, los cuales la observaban con atención.

-Cuando gustes- Respondió ella, con una sonrisa coqueta y un tono seductor.

Antes de que Alexander pudiera responder, apareció Isabella tratando de llamar su atención. Está estaba llamándolo desde hace unos 10 minutos, pero el estaba concentrado en Cassiel.

-Amor, he estado buscándote por todos los rincones- Dice Isabella asercandose a el -¿Donde estabas?-

Cassiel tenía los brazos cruzados, una ceja elevada, y su paciencia por los suelos de tanto tener que aguantar a Isabella.

Antes de que Alexander responda, alguien respondió por el.
-¿En donde crees que podría estar?- Cassiel responde con otra pregunta y un tono obvio en su voz.

-Oh... Bueno, es que no puedo vivir lejos de el- Dice Isabella casi que abalanzandose sobre Alexander.

Alexander hizo unos pasos atrás quedando al lado de Cassiel. Ambos parecían haberse leído la mente, ya que se miraron el uno al otro a la vez, y así transmitiendose con tan solo una mirada que esa mujer frente a ellos ya los tenía cansados.

I just like the guitar | Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora