—¿Puedo dormir aquí? —murmuró Hyunjin. Minho enseguida asintió dejando entrar al chico que bajó enseguida a Kkami. El perro entró corriendo, como si fuera su propia casa yendo a molestar a los gatos. Minho enseguida tomó a Hyunjin y lo llevó al sofá. Cuando estuvo sentado, se derrumbó el lágrimas. El omega mayor solo pudo tener al menor en sus brazos mientras lo dejaba desahogarse. Cuando Hyunjin se calmó, gracias más que todo al aroma a cítrico dulce que expandía el Omega mayor, se separó y Minho le bajó la capucha del hoddie para observar mejor sus heridas.

—¿Te metiste en una pelea, Hyune? —preguntó. A Hyunjin le tembló el labio.

—Me echaron de casa.

—¡Por Dios, Hyun! ¿Fue tu padre? —exclamó Minho. Hyunjin asintió, sus ojos llenandose de lágrimas—. Lo voy a matar. Dios mío, casi te destroza la cara.

—Mejor... así mi cara dejará de darle problemas —Minho suspiró, calmandose. Quería matar al padre de Hyunjin pero primero tenía que encargarse de Hyunjin y curar sus heridas. Se fue a levantar pero el Omega lo agarró— ¿A dónde vas?

—Ya, ya. Bebé —dijo Minho acariciando la cabeza de Hyunjin que te estaba cubierto con un pasamontañas—. Voy a buscar para limpiarte las heridas, vuelvo enseguida ¿Sí? —Hyunjin asintió. Minho fue casi corriendo a la cocina a apagar el fogón y luego al baño y sacó el botiquín para poder limpiarle las heridas al Omega. Volvió enseguida, Hyunjin se miraba las manos. Dios, odiaba verlo así de herido.

Se sentó frente a Hyunjin y le fue a quitar el pasamontañas cuando vio sus ojos de pánico.

—Necesito ver bien tus heridas, Hyun —dijo el chico. Hyunjin asintió y bajó la mirada cuando Minho quitó el pasamontañas. Un quejido quedó atrapado en su garganta cuando presenció el desastre que era el pelo de Hyunjin. Mechones cortados mal y con furia, como si quisieran hacer más daño y se desquitaban con el cabello— ¿También te hizo esto?

—Me dijo que mi cara bonita siempre nos traía problemas.

—Por Dios, Hyunjin. Tu padre está loco —Hyunjin negó con la cabeza.

—No, hyung. Es mi culpa —Minho apretó sus dientes y levantó suavemente el rostro de Hyunjin por su barbilla.

—Nada es excusa para golpearte, bebé. Nada.

La limpieza fue lenta y silenciosa. Solo escuchando los pequeños quejidos de Hyunjin cuando Minho limpiaba. No era nada grave, una ceja y un labio partido, eran más que todo moretones que durarán algunos días en desaparecer.

—Estoy embarazado —soltó Hyunjin de repente. A Minho se le quedó la respiración en la garganta—. Esa fiesta de Halloween. Con el alfa. No usamos protección. Estaba demasiado ido, en celo. No presté atención. Me hice pruebas de VIH a la semana siguiente, obvio, y salió negativo y no me preocupé más. No pensé... no pensé que iba a quedar preñado —a Hyunjin le temblaba la voz. Minho dejó lo que estaba haciendo por abrazar al Omega, expandiendo su olor para calmarlo.

—Ya. Ya. Bebé. Respira ¿sí?

—Papá me dijo que me iba a hacer abortar a patadas —lloró Hyunjin—. Creeme que pensé en abortar, pero no quiero sentir dolor.

—Ya, cariño. Si quieres mañana buscamos un doctor y vemos opciones...

—Ya no quiero, hyung. Es lo que mi padre quiere y ya no quiero —Minho suspiró. Hyunjin hacia tantas cosas en contra de su familia. Minho lo separó y le acarició las mejillas.

—Es tu decisión. Pero quiero que lo pienses bien. Es por ti, no por tu padre. Si lo quieres abortar, que sea por ti. Si te lo quieres quedar, que sea por ti. Te apoyaré en cualquiera de ambas decisiones ¿Correcto?

Solo era diversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora