Era muy parecido a la reserva de Velkan. Aunque estoy haciendo reformas, la idea de mantener las manadas igual, es para demostrar a qué clase de lobos pertenecemos.

—¿Un novio de perro? Es la primera vez que me dicen así, pero no voy a matarte —suspira con alivio y se sienta cerca del lago, metiendo su mano en el agua.

—Está caliente a pesar del clima frío —murmura.

—Este es el lugar más seguro después de la academia. El agua es caliente porque el sol da por este lado más fuerte —suspiro, porque se acerca la hora—. Quiero mostrarte algo.

—También tienes orejas de chismoso —responde, saca la mano del lago y me ve—. ¿Tienes más secretos además de ser un lobo millonario?

Una brisa muy fuerte pasó por este lado, haciendo que su aroma me embriagara hasta más no poder.

Es la hora.

—Perdí a la madre de Valentina hace casi 11 años. Ella fue mi primera Luna y la dueña de todo mi imperio —trago grueso—. Con ella pude hacer muchas cosas y obtuve a la misma vez, el rechazo de la manada de mi hermano, por no estar con otra loba para mantener el legado. Mi padre asesinó a Amelia en su cumpleaños.

—Dios mío, Ares —lleva las manos a su boca—. Lo siento muchísimo… siento muchísimo que tuvieras que pasar por tanto dolor.

Sus ojos se ven tristes.

—No te preocupes, pasó hace mucho tiempo… —tomo asiento frente a ella—. En la manada Guaico creyeron que Katrina era mi mate por la obsesión que ambos tuvimos. Quería que fuera ella porque estuvo conmigo en los momentos más difíciles para mí, pero mi lobo no despertó. Con Amelia todo fluyó de una manera muy especial, ella era querida por nuestros amigos, aunque mi padre la odiaba. Mi compañera amaba la libertad y siempre se la di, igualmente el lugar como alfa ya no era mío. Mi padre pasó por encima de las leyes y tomó a Velkan para alfa —guardo silencio, al ver que ella no decía nada.

No puedo creer que ahora esté contando la historia de mi mate muerta a mi nueva Luna. Ni en mis peores pesadillas hubiera querido que Amelia me faltara.

—¿Qué tenía de malo ella? ¿Te aceptó con facilidad? —asiento con una sonrisa, ella pone su pequeña mano sobre la mía—. ¿Tu madre también la odiaba? ¿A Valentina la quisieron en algún momento? Y tu padre… perdón por hacer tantas preguntas.

¿Mi padre? Creo que ese nombre le queda grande.

—No te preocupes. Amelia era un hada y por esa razón no podían quererla. Yo como primogénito tenía que casarme con la hija de otro alfa. Una mujer que mi padre eligiera —acaricio su mano—. No quisieron a Valentina. Fue rechazada por todos, pero siempre fue muy querida por mi hermano y las personas que ves ahora aquí. Daniels desapareció y lo declararon muerto, por el tiempo que lleva perdido.

—¿Fuiste feliz con Amelia?

—Sí, y la amé con lo más profundo de mi ser —asiente—. Una de las cosas que más me costó aceptar, es que Amelia y tú tienen el mismo temperamento independiente. Valentina es la versión miniatura de su madre. De los sangre pura solo sacó mis ojos.

—Valentina es hermosa y estoy segura de que su madre también lo era. ¿Tenemos el mismo carácter? —sus nervios regresaron, o tal vez nunca se fueron—. Estoy acostumbrada a ser querida por todos y no saber cómo logro ese efecto, pero me agrada saber que comparto algo con Amelia.

La Luna de repente desapareció, haciéndonos ver al cielo.

—Con Katrina no pudo ser así. Si Surt no despierta es porque no es la indicada —rompo el silencio, cambiando de tema—. Ella es amable y bondadosa, buena persona y amiga, pero como sabrás, nada es completo. Velkan la envió a Grecia para que me ayudara con la manada y ver si así despertaba mi lobo, pero no fue el caso. Más bien, todos odiaron a Katrina por su amor ciego y su olor putrefacto.

—¿En dónde está Katrina ahora? —me mira seria.

—La envié de regreso a Rumanía cuando despertó Surt y te encontré a ti —se levanta del suelo—. No podía permitir tener a alguien en la manada que no fuera querida. Tú eres igual que Amelia, frágil, tan diferente a todos y con un carácter de los mil demonios.

—¿Entonces solo estás conmigo por qué te recuerdo a la madre de Valentina? —me mira con rabia—. ¿La mandaste de regreso a su país sin darle oportunidad a una explicación? Katrina lo más probable es que ahora me odie. Yo tenía una buena relación con ella, por eso cambió tanto conmigo y yo no estaba ni enterada.

—Leah, tengo más de 600 años vivo, no podría estar con alguien que me recuerde a otra persona. Envié de regreso a Katrina porque le estaba haciendo daño teniéndola aquí —suelto, levantándome del suelo.

Sus ojos se abren con miedo y me señala.

—¿Entonces era más fácil alejarla de su zona de confort por culpa de otra persona? —varios lobos comenzaron a aullar a lo lejos—. Comprendo que existen y creo en lo que me dices, pero me parece una completa injusticia lo que le hiciste a Katina.

—Soy el Alfa de la manada Diamond. He perdido a mi mate en manos de mi padre y he luchado todo este tiempo por hacer lo mejor para la manada, para mi hija y para mí. Viví durante años un infierno llamado vida después de la muerte de Amelia. Realmente no esperaba que la diosa Luna tuviera piedad de mí y me enviara nuevamente una compañera. Me costó muchísimo aceptarte y las decisiones que tomé fueron correctas en su tiempo —admito molesto.

Surt estaba ansioso por salir y tratar de calmarla. Él quería darle la seguridad que aparentemente yo no le estaba dando a ella.

—Pero sigues siendo injusto —murmura, caminando de un lado al otro—. ¿Entonces, eres lo que dicen de ti? He escuchado de mis compañeras de clases que el alfa de la manada Diamond es un ser cruel y despiadado —me ve con ojos con miedo—. Solo eres injusto. No puedes ser tan malo como dicen los demás.

—Leah, solo hice valer mi voluntad al quitarle la manada al antiguo alfa —respondo y trago grueso por lo que voy a hacer—. Lo siento, pero debes calmarte. Si yo no lo logro, entonces debes hablar con la persona que más seguridad te da.

Espero que ella me entienda...

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora