Jimin no estaba acostumbrado a afrontar sus sentimientos. La pérdida de su familia lo volvió cerrado, inmerso en sí mismo, cuando de niño solía ser una persona muy cariñosa y demandante de afecto.

La mayor pérdida para él había sido la de Yoongi. Sin él se sentía perdido, sin rumbo, pues fue su brújula durante demasiado tiempo. Tanto, que tenía la completa confianza del omega como para resolverle la vida, sin contar con que también era su sustento económico y afectivo. Tener que asumir la carga de hacerlo todo solo fue muy duro.

La naturaleza del trabajo de Jimin le permitió ser testigo de los peores demonios desatados en un alfa. La bravía y el instinto animal que les embargaba al tomar a un omega le enseñó que no podía fiarse de ninguno. No obstante, Taehyung le demostró que también existía bondad, compañerismo e instinto protector en un buen alfa. Sólo por eso se permitió confiar y entregarse.

–Si me dejaras, podría satisfacerte aquí mismo, mi amor –ofreció Taehyung, acentuando su perfume natural para seducir al omega.

–Luego te irías al trabajo y me sentiría mal. Terminar de follar me deja con ganas de acurrucarme sobre ti y sentir tus manos acariciándome.

–Puedo pedir el día...

El ofrecimiento resultó tentador para Jimin, que alzó la vista para mostrarle a su destinado la ilusión en sus ojos. Su cuerpo picó en necesidad, ansioso por volver a tener la suave calidez de la piel contraria sobre la suya. Las mariposas se agolparon en su vientre, recordándole la tantas veces experimentada sensación de sometimiento, y sus piernas respondieron juntándose por reflejo. Clavó sus garras en el taburete, conteniendo las ganas que tenía por correr a los brazos de su alfa y ser envuelto por él.

Taehyung tenía una manera dulce de tratarlo. Cada caricia suya era como una pincelada de amor sobre los restos derruidos de su corazón. Llenaba su vacío interior y mimaba a su lobo al punto de doblegarlo con el vientre hacia arriba. El traidor de Minnie se vendía por la menor atención, arrastrándole consigo. Lo peor del asunto era que no estaba dispuesto a darle la razón, pues era aceptar que se equivocó al juzgar las intenciones de su alfa en un primer momento.

Minnie tomó la iniciativa de empujar a Jimin fuera de sus límites. Movió el cuerpo omega hacia Taehyung, y dejó que el lado humano hiciera el resto.

–¿Pido el día? –insistió el dominante, con una amplia sonrisa que demostraba lo feliz que estaba por poder escaparse de sus responsabilidades.

–¿Cómo piensas mantener esto –hizo un gesto abarcativo con el dedito índice, refiriéndose al departamento– sin ir a trabajar?

Los caninos de Taehyung relucieron al agrandar su sonrisa. Su omega no tenía ni idea de que no le hacía falta presentarse rigurosamente en su empresa a diario.

–Digamos que se podría mantener en pie sólo con los ingresos de las inversiones –respondió, anclando las manos en la cintura pequeña y atrayéndola contra su pelvis.

Los ojos de Jimin se abrieron como platos.

–Nunca me hablaste de tu patrimonio.

–¿Te calienta una cuenta bancaria abultada? –bromeó, olfateando y besando con sutileza alrededor de la glándula de olor del omega.

–Digamos que me van otro tipo de bultos.

Un gruñido áspero escapó de los labios del dominante al ser acariciado por las expertas manos de su destinado, justo encima de la protuberancia de su polla cubierta por el pantalón de vestir.

Taehyung lamió la marca rosácea que él mismo había creado temporalmente en el hombro ajeno, enviando un escalofrío a lo largo del cuerpo de Jimin. Las feromonas flotaron en el aire, con un ligero cambio. La concentración de frutillas dejaba paso a un segundo aroma, apenas nítido para el buen olfato de un alfa dominante.

Esclavo del placer || Vmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora