𝑻𝒉𝒆 𝑳𝒆𝒈𝒆𝒏𝒅 𝑶𝒇 𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐎𝐓 ¹ | Arthur Pendragon [TERMINADA]

⠀⠀⠀⠀⠀⠀-𝐒𝐈𝐗 • Un dulce encantamiento

Alined, el rey de Deorham, estaba dispuesto a empezar con la guerra cueste lo que cueste.

Y las macabras mañas de Trickler con la magia negra, serían de gran ayuda.

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—Eres más que bienvenido, Olaf. —saludó Uther al rey de Noruega.

Acto seguido, se dieron un abrazo. Ambos eran muy buenos amigos y sus reinos estaban aliados desde hacía siglos.

Nada podía romper el vínculo entre ellos, o al menos casi nada.

Olaf se alejó del abrazo y miró a su hija.

—Te presento a mi hija, Lady Vivian. —presentó a la hermosa joven.

Ella hizo una referencia y Uther le extendió la mano para tomar la suya.

—Lady Vivian, eres muy parecida a tu madre. —dejó un respetuoso beso en su mano.

Ella sonrió en agradecimiento. A simple vista parecía ser una chica adorable y educada.

—Gracias, Señor. Mi padre ha hablado mucho de usted.

Uther miró a Arturo, quien parecía no querer estar ahí.

—Arturo —llamó su atención— Lleva a Lady Vivian a su habitación y ponle una sirvienta a disposición. Tengo muchas cosas que hablar con Olaf.

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Entraron a una de las habitaciones más grandes y bonitas del castillo. Lady Vivian miraba con atención cada detalle de su cuarto.

—Espero que la habitación sea de tu agrado. —expresó Arturo entrando detrás de ella.

—Si, bueno... —pasó su dedo por un mueble para fijarse que no hubiera polvo— digamos que esta bastante adecuado.

—Todos nuestros huéspedes han estado felices aquí, y tú lo estarás también.

—Ajá, pues yo no soy como ellos. —lo miró— Yo soy más que ellos.

Vivian se pasaba por el cuarto, fijándose minuciosamente en cada cosa e inspeccionando todo. Algo que realmente incomodaba al príncipe.

Katherine entró a la habitación, luego de que Morgana sediera sus servicios a la huésped. Ahora ella se encargaría de Vivian.

—Ah, quiero presentarte a Katherine. —la presentó Arturo y Kate hizo una reverencia ante Vivian.— Ella te atenderá durante tu estancia. —sonrió— Nada va a faltarte, ella es de lo mejor en Camelot.

Vivian la miró de arriba a abajo y elevó sus finas cejas rubias con desconcierto.

—Pues entonces temo por Camelot —soltó una risa burlona.

La actitud mimada y caprichosa de Lady Vivian, ni siquiera causaban enojo. Más bien Kate y Arturo se aguantaban las ganas de reírsele en la cara.

Sin embargo, cuando salieron de la habitación de la huésped, se miraron unos segundos y comenzaron a reírse juntos.