— Por supuesto, mi Reina. — Asintiendo, Reiss se puso de pie. Tomó los papeles llenos de trazos y los acomodó debajo de su brazo —. Con su permiso.

Mina suspiró cuando el hombre salió por la puerta, dejándola a solas con Sana y Chaeyoung. Había sido un día bastante pesado: durante toda la mañana se encargó de revisar a todos los civiles que habían llevado al castillo el día anterior; al llegar el mediodía, se encargó de rechazar y aceptar peticiones de civiles, algunas más pretenciosas de lo que esperaba, al ser la gran mayoría de nobles que esperaban que la nueva Reina les diera algún tipo de preferencia por el simple hecho de ser nobles. Todas esas peticiones fueron rechazadas; y ahora, que faltaban pocas horas para el atardecer, tenía que escribir todas sus ideas para poder idear un plan junto a los comandantes. Tenía la esperanza de que consiguieran un poco de información en algunas horas, lo cual significaría que no dormiría tanto como esperaba.

— Sana, ¿tengo algo pendiente? — preguntó mientras caminaba hacia su actual trono, sintiéndose muy pequeña cuando tomó asiento. Su padre tampoco era un hombre tan grande, pero sentía que ella se veía como una niña en la inmensidad del trono.

— No, mi Reina — respondió Sana sonriéndole cuando Mina soltó un suspiro aliviado —. Hasta ahora sus pendientes están completos, en el momento que el comandante Reiss tenga información se lo haré saber.

— Gracias, Sana. Eres un sol. — murmuró cerrando los ojos con satisfacción —. ¿Estas de acuerdo en tomarte el resto del día?

— Pero... — Sana comenzó a hablar, parpadeando confundida porque aún tenían muchas horas de trabajo. Akira siempre la necesitaba a su lado —. ¿No me necesita?

— Ya terminamos, ¿no? — Recibiendo un asentimiento Mina se sintió más confundida —. Entonces... ¿supongo que no?

— Oh, de acuerdo. Eh... Gracias.

Sana asintió, dio una vuelta en su lugar buscando por donde ir y terminó caminando hacia la puerta cuando la encontró, regresando para hacer una reverencia y darle una sonrisa a Mina, quien la correspondió agitando la mano en el aire. Mina consideró la situación cómica.

— Tengo la impresión de que nunca tuvo un día libre con mi padre.

— ¿Yo no tengo el día libre? — Chaeyoung preguntó, llevando sus pasos hasta Mina, quién la observó con una ceja alzada —. ¿No?

— Necesito tu ayuda para hacer estrategias — respondió sonriendo cuando la soldado se quejó —. ¿Renegando a tu Reina, soldado?

—¿Recibiré un castigo si digo que sí? — preguntó. La sonrisa juguetona en su rostro desapareciendo lentamente cuando Mina se puso de pie.

— No lo sé — respondió dando pasos lentos y largos hacia la soldado, disfrutando su pequeño pánico cuando la tuvo frente a ella —. ¿Quieres un castigo, Chaeyoung?

— Depende — susurró, con un paso adelante ya tenía sus narices rozando —. ¿Qué clase de castigo?

La sonrisa juguetona de Mina calentó sus mejillas.

La sonrisa juguetona de Mina calentó sus mejillas

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The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora