–Si, estaremos atentos.– Remarque mi mirada en Kira para que tomara la importancia que tenia la situación.
Anduvimos unos cuarenta minutos más hasta llegar a la orilla del rio. Olía a tierra mojada, humedad y un pequeño toque a fango. El agua reflejaba la luz anaranjada del sol sobre ella. Me arrodillé en el cauce y me mojé la cara con el agua helada.
Ruth nos ordenó recolectar piedras redondas pulidas por el río, nosotros acatamos sus ordenes como si de una instructora de la academia se tratase. Kira al igual que yo se alistó en las clases de curanderos. Realmente mucha gente lo hacía pues para las dos únicas actividades que estaba permitida la magia son curar y proteger al Clan. Algo así como médicos y policías mundanos pero con habilidades sobrenaturales.
Mientras reuníamos las piedras, ella se encargaría de hacer una estrella de cinco puntas con palos y trenzaba todos los puntos en los que las ramas se unían con tiras de la corteza de un árbol joven.
–¿Esta es magia demoniaca o natural?– Se atrevió Kira a preguntar.
Ruth la clava la mirada. Parecía molesta por la pregunta.
–¡Jamas use ni usare magia demoniaca!
Tiene cierto sentido su hermana fue presa de su marca.
–No es necesaria la magia demoniaca si sabes jugar las cartas a tu favor. Todo lo que os rodea proviene de la tierra. Ella nutre y recarga todo su entorno con energía elemental. Las ramas, las rocas, el agua, el aire... todo puede usarse para hacer magia solo has de dar con la combinación de elementos que requiere cada hechizo.– Dijo Ruth estirando sus brazos al aire como si quisiera ser parte del entorno.
–¿Pero en caso de estar en apuros y no tener nada con lo que ayudarte?
–Bueno supongo que sabréis que cada hechizo demoniaco inflige distintos daños en vuestra psique. Existen tres tipos de estos, Ira, desolación y perdición. Los de Ira, al usarse su magia en repetidas ocasiones cambian tu personalidad haciéndoos egoístas y insensibles. Mina tu felicidad y puede incitaros a tomar decisiones de las que os podéis arrepentir. Los de desolación sumergen tu cuerpo y mente a un tormento continuo del cual es muy difícil escapar, dependiendo de la persona pueden afectaros de distinta manera, algunos no vuelven a dormir otros no pueden parar de rascarse la piel hasta dejar solo músculo que rascar, y por ultimo perdición, la persona que eres desaparece por completo y es tu más profunda maldad la que toma las riendas de tu mente y cuerpo.
Tanto Kira como yo nos quedamos callados.
–No pongáis esas caras, si tenéis cuidado y consciencia de lo que hacéis nada podrá afectados de tal manera.–sonrió de manera condescendiente.
Levamos las piedras donde Ruth coloco la estrella hecha de palos.
–¿Solo con esto puedes encontrar a Ava?
–No, querida. Ahora nos hace falta lo más importante.
Sacó de su bolso un pequeño cuenco de madera, tallado por los lados con diversos símbolos. Lo acerco al río llenándolo con un poco de su agua, lo coloco justo en el centro de la estrella. Volvió a sacar más cosas, una vela, algo que parecía ser sal, un incienso, otro pequeño cuenco que lleno con agua del río nuevamente y una especie de medalla de oro en la cual estaba tallada la silueta de dos palomas. Cada uno de estos objetos los colocó en cada punta de la estrella.
–Yo invocó al viento del este.– Encendió el incienso.– Invoco al fuego del sur.–Encendió la vela.–Invoco al agua del oeste.– Mojo su dedo indice en el pequeño cuenco y lo paso por su frente.– Invocó a la tierra del norte.– Agarro un poco de la sal y la esparció haciendo un circulo.–Que los elementos me den la visión.–Colocó la medalla en la punta superior de la estrella.– Ahora darme algo que pertenezca a vuestra amiga.
Busque en la mochila de Ava y encontre su cepillo de pelo.
–¿Esto servirá?
Ruth asintió y le di el cepillo. Lo coloco en el centro de la estrella, dentro del cuenco de madera. Sacó de su bolsillo unos polvos muy parecidos a los que uso en la cumbre de la montaña, pero estos tenían un color azul cielo. Agarro una pizca y la espolvoreo en el cuenco. Acto seguido sumergió los dedos de una mano en el y apoyo la otra mano en la tierra húmeda. Al tocar la tierra con la mano su cuerpo se arqueo para atrás y se le pusieron los ojos en blanco.
¡Ruth!–Grite acercándome rápido a ella. Pero Kira me freno agarrándome del brazo.
–Déjala, estará bien.
Empezó a balbucear sílabas sin sentido hasta que llegaron las palabras.
–Camión...– ¿Camión?.
–Kael...
–¿Quien es Kael?–Pregunto Kira, me encogí de hombros.
–Jaula...
–Cinco..
–¡Cinco!, son los Argent! La esta viendo.–Dijo Kira con lagrimas en sus ojos. Yo también me estaba empezando a emocionar.
De pronto Ruth cayó en la hierba. Salí corriendo y agarre su cabeza, intente reanimarla mojando su cara con el agua del río y despertó asustada.
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Renegados de la luz
FantasyOprimido por su clan, Arid huye por su vida. Pero la libertad puede estar más lejos de lo que cree...un inesperado amor cambiara sus planes.
Capítulo 7
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