❁ཻུ۪۪ 𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏 𝒙 𝑶𝒄 ❁ཻུ۪۪
modern AU || Isabella Moore. Una joven de 24 años con una vida tranquila y feliz, artista en ascenso con un trágico pasado enterrado por su propio bien.
Inolvidable amor juvenil de 𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄�...
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≫────°❅• ⌈𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐔𝐍𝐎⌋: Entregándome a ti. •❅°────≪
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— Entra conmigo.
El pelinegro se paralizó completamente, un jadeo involuntario se escapó de sus labios al escucharla pronunciar esas palabras y el poco raciocinio que creyó tener, se esfumó cual aire.
¿Acaso había escuchado con claridad? ¿Isabella de verdad le había propuesto entrar ahí?
O era que solo se trataba de una mala y provocativa jugada por parte de su mente.
Sus cuestionamientos fueron aclarados, además de que regresó a la realidad, en cuánto la fémina volvió a hablarle entre titubeos.
•Isabella: A-Abriré la puerta, ¿de acuerdo?. Pero no puedes mirarme... por ahora.—Levi tragó con rudeza por lo último.—Cierra los ojos.
•Levi: ¿Qué dices? ¿Por qué?.—le respondió con preguntas, no podía formular más que eso.
•Isabella: ¡Porque estoy desnuda, Levi! ¡Así que cierra tus tontos ojos de una vez!
Ackerman se obligó a respirar lo más hondo para disipar la excitación que comenzaba a nublarle el pensamiento, todo por el simple hecho de escuchar la palabra desnuda.
Ni siquiera le presto atención al pésimo insulto que la joven utilizó, sólo pudo concentrarse en el hecho de que su pareja estaba invitándolo a entrar, ella estando sin ninguna prenda encima.
•Levi: ¿De verdad lo dices en serio...? Entrar ahí... contigo...
El temblor en su voz fue algo que no consiguió evitar, y con mucha razón ya que sentía su corazón a punto de explotarle y eso lo obligaba a actuar de tal vergonzosa manera.
Se golpeteó mentalmente repetidas veces pues parecía actuar como un adolescente con las hormonas alborotabas, sin embargo, se trataba de la mujer que amaba y eso lo cambiaba todo.
•Isabella: ¡Abriré ya!—su alarido sobresaltó al pelinegro y lo hizo concentrarse en el momento.
La joven apretó los labios y más que decidida abrió la puerta de un solo jalón, inútilmente tapó sus intimidades con las manos ya que no tenía la certeza de que Levi en realidad estuviera cumpliendo lo que ella le exigió.
Fue grande su sorpresa cuando su mirada analizó el panorama, encontrándose con que él no solo hacía lo solicitado, si no que también se había dado la vuelta para darle la espalda.
•Isabella: Levi...
•Levi: No tengo ni la menor idea de que tratas de hacer, pero espero que así estes segura de que no voy a mirarte.—se aclaró la garganta.—No hasta que tú me lo pidas.
Los orbes verdes de Isa brillaron ilusionados y sus mejillas enrojecieron, estaba avergonzada.
Pero al instante entendió que no era vergüenza, si no que se trataba de emoción. Una que le hizo sentir un remolino en el estómago, seguido de un cosquilleo que trajo como reacción risitas cómplices que le dieron la confianza para hacer lo que ansiaba con Levi.
Luego de tomarse un largo momento, posó sus manos sobre los hombros marcados del varón y lo hizo darse la vuelta para quedar de frente con ella. Ackerman se estremeció al instante pues desconocía lo que estaba por ocurrir.
•Isabella: Déjame guiarte, ¿sí?.—le cuestionó con voz suave para relajarlo, y también que ella lo hiciera. Levi afirmó con un sonido.
El vapor del agua caliente envolvía al pequeño baño, empañando el espejo y suavizando la luz mortecina del foco. Levi estaba allí, de pie, con los ojos bien cerrados tal como Isa se lo había pedido. No quería romper el momento con una mirada furtiva, ni traicionar la confianza que habían depositado en él.
Los dedos de la castaña, ligeros como susurro, buscaron el borde de su camisa. La tela fue deslizándose lentamente sobre el torso tenso del azabache, trepando por su espalda mientras ella lo ayudaba a deshacerse de la prenda.
Ackerman se estremeció en cuanto el aire frío rozó su piel cuando el ropaje cayó al suelo.
Después de segundos, sus manos recorrieron la línea de su abdomen con suavidad, rozando apenas la tez cálida bajo la tela. El alma de Levi casi abandona su cuerpo en el momento en que los finos dedos de Isabella desabrocharon el botón de su pantalón con calma, sin prisa, disfrutando la intimidad de cada gesto.