Los Mikaelson entraron en lo que antes solía ser su casa, el complejo. Megan observó a su alrededor con una mueca, no parecía muy higiénico siendo sincera.Todo estaba en ruinas, cosas rotas por el suelo, plantas crecían de las paredes e infinitas cosas más hacían del lugar una pocilga.
— Nuestro hogar... el orgullo familiar. Hoy, albergue para pobres. —dijo Klaus.
— Como caen los poderosos. —destacó Elijah.
Las mellizas se miraron. Hayley sostenía a Hope, al igual que Meg a Henrik, Hayden por su parte se encontraba en brazos de Elijah.
— ¿Dónde está Vincent? —Hayley preguntó.
— Aquí. —el brujo salió de las sombras.— He cumplido mi palabra. Ahora os toca a vosotros cumplir la vuestra.
Los tres adultos dejaron a los niños en el sofá.
— En cuanto haya curado a los niños, debéis salir de la ciudad.
— No pensábamos quedarnos. Tu ciudad ha perdido el encanto. —reprochó Klaus.
— Lo que quiere decir, es que estamos muy agradecidos. —intervino Megan.— Ayúdales y nos iremos.
— Danos lo que necesitamos y nos iremos encantados. —mencionó Elijah acariciando el pelo de su sobrina pelinegra.
Todos se alejaron de ellos, dejando solamente a Vincent frente a los niños. El brujo se sobo las manos antes de comenzar a recitar un hechizo mientras sus manos daban pequeñas palmas.
— Ya está. —informó el moreno dejando de recitar.— Los niños están purificados.
— ¿Mamá? —preguntó Hope.
Ambas madres se arrodillaron frente al sofá donde estaban sus hijos. Megan envolvió a Hayden y Henrik en un abrazo mientras trataba de no llorar del alivio.
— Gracias. —agradeció Klaus.
— La única gratitud que necesito de vosotros es veros abandonar la ciudad. —decreto Vincent.
Meg acarició las cabezas de sus hijos.
— Id a ver al señor gruñón de atrás. Estaba muy preocupado por vosotros. —les confesó divertida.
Hayden tomó la mano de su hermano y caminaron hacia Klaus. Hope se unió a ellos, pero detuvieron su camino de golpe.
Una paloma muerta cayó en el complejo, luego otra, y otra y otra. Los cuerpos de los animales crearon un círculo alrededor de los niños, quienes permanecieron quietos en su lugar.
— ¿Qué es esto? —preguntó Megan a Vincent entrando en el círculo.
— Mami. —la llamo Hayden.— ¿Oyes eso?
Meg negó con la cabeza.
— Son susurros. —indicó Hope.— Dicen un nombre. Una y otra vez.
— Cre na han. —musitó Henrik mirando las palomas.
El niño quiso tocar una pero Megan lo apartó de un manotazo.
— ¿Vincent, qué es eso?
— Es un dialecto casi olvidado. —respondió.— Es criollo. Significa "el vacío" —el brujo miró seriamente a la familia.— Se acerca el Vacío.
. . .
Megan bajo las escaleras de complejo suspirando, acababa de dejar a sus hijos en la habitación con Hayley.
— ¿Cómo están?
— Tienen fiebre, pero no sienten dolor. —se acercó a Klaus y Elijah, los cuales recogían las palomas.— Los tres preguntan por ti.
— Pon una excusa. —Meg frunció el ceño.— Prefiero que mis hijos no sepan que he ido a matar brujas.
— No podemos ser imprudentes, Niklaus. —alegó Elijah.
— ¿Cómo quieres que responda? ¿Delegó la seguridad de mis hijos en otro?
— Déjame ver que puedo hacer. —pidió.
— Dejadme a mí a Marcel. —mencionó Meg.— De nosotros tres, es menos probable que me mate a mi al verme. No se a lo que nos enfrentamos, pero es problema de todos.
— ¿Y eso donde me deja a mí exactamente? —cuestiono Klaus.
— Aquí, protegiendo a los niños. —se acercó a el.— No dejes que nada ni nadie se les acerque.
Megan se encaminó hacia la puerta mientras que iba Klaus a las escaleras. Elijah la tomó del brazo.
— Una advertencia. El Marcel que conocías ya no existe, sea lo que sea ahora, no es un aliado.
La híbrida se soltó de su agarre.
— Tendré cuidado, Elijah. No te preocupes.
. . .
Marcel se plantó frente a un numeroso grupo de brujas. Megan lo observo desde lo lejos.
— Atención. —ordenó.— Hemos tenido una tregua de cinco años. No nos hemos metido en asuntos ajenos, cada uno ha ido a lo suyo. Pero ahora, vuestros problemas están convirtiéndose en los míos. —comento.— Alguien está secuestrando niños. Como sabéis, tengo una norma no negociable. Dejamos en paz a los niños. —señaló una pared, la cual tenía un símbolo. Un símbolo que Megan había visto antes dibujado por Hayden.— Habéis visto ese grafiti. Alguien sabe quien es el responsable. ¿Verdad? Dadme un hombre.
— No te debemos nada. —dijo una bruja, la cual tenía a su hija al lado.— No eres amigo de las brujas.
— ¿No confiáis en él? —habló Meg apoyada en la pared, llamando la atención de todos.— Lo entiendo. —camino hacia las brujas.— Pero dos de esos niños son mis hijos, y la otra es mi sobrina. Tiene siete, cinco y cuatro años. Les gusta pintar, coger luciérnagas e inventarse historias. —suspiro mirando a la multitud.— Solo sé que están enfermos. Ahora mismo, no me importa el pasado. Solo soy una madre que pide ayuda.
Los segundos pasaron antes de que la bruja que había rechistado contra Marcel hablara.
— Es una chica llamada Lara. —Meg asintió.— La vi dibujando ese símbolo en su ventana con sangre.
— ¿Dónde puedo encontrar a esa bruja?
La bruja negó con la cabeza levemente.
— No es una bruja. Es de tu especie. Una loba. —confeso.— Huyó al pantano.
Megan murmuró un agradecimiento antes de irse con Marcel siguiéndola.
. . .
— ¿Cómo están? —la preocupación desbordaba en las palabras de Megan.
— Dormidos. —contesto Klaus al otro lado del teléfono.— Freya llegará enseguida y preparará una de sus pócimas medicinales. Dime que tienes respuestas. —suplicó.
— Marcellus y yo tenemos una pista. —contestó.— Una loba que al parecer está metida en el asunto de el Vacío.
— ¿Una loba en asuntos de brujas?