Un guardia tiró de su cabeza, así que Jungkook no tuvo más opción que ver a la maldita perra pintada de dorado que caminaba lentamente en su dirección, pasándose un látigo de nueve colas entre las manos. Había pasado mucho tiempo y su presencia aquí fue tan inesperada que por un breve momento olvidó los grilletes; los amatista la observaron y Jungkook se olvidó de su hermano hasta que este se apartó del trono y le dio un puñetazo en las costillas.
El aire se le escapó de los pulmones y un frío entumecimiento se esparció por su cuerpo.
—Por abandonar a los amatista —bramó Dongwook.
Pero no fue un puñetazo… Jungkook bajó la mirada y encontró la empuñadura de un cuchillo sobresaliéndole del pecho. No podía ser cierto. ¿Por qué lo apuñalaría…?
¿A qué se refería con abandonar a los amatista? Dioses, dolía.
—Esto debería dificultar que cambies de forma… —Miura se arrodilló frente a él y usó el extremo del látigo para girar su rostro y susurrar en su oído—: Cambia y ese cuchillo podría clavarse a tu corazón, mascota mía y no queremos que eso pase.
Su cabeza palpitaba, como si hubiera bebido demasiadas botellas de vino. No, esto no podía estar pasando, no era justo. Dongwook era duro, pero no de esta manera… Esto era obra de Miura. De principio a fin. Quizá era su venganza por la caída del nido de los bronce. No estaba seguro y ahora sus pensamientos comenzaron a ablandarse, escapándose de sus dedos. En cualquier momento perdería el conocimiento y entonces quedaría a merced de Miura. Este no era el plan. No se suponía que Dongwook le hiciera esto.
El poder se retorció bajo su piel, tratando de liberarse.
—Miura, no hay nada que puedas hacer que tu desgraciado padre no me haya hecho ya —masculló, perdiendo el agarré que tenía sobre la realidad.
Los ojos dorados de Miura destellaron como piscinas de mineral de oro tratando de atraerlo.
—Reto aceptado, Jungkook Bronce.
—Llévatelo a lo más profundo de la torre —ordenó Dongwook—. Haz lo que te plazca con él, y corre la voz entre mis reinos que no tengo hermano.
La amarga traición lanzó adrenalina a través de sus venas.
—¡Hijo de perra! —Forcejeó contra el agarre que lo mantenía preso. El dolor se extendió por su pecho, incendiando dentro de sí una parte vital de su cuerpo, debilitándolo—. ¡Te serviré! ¡No necesitas hacer esto!
El rugido de Dongwook retumbó por toda la habitación —Eres simpatizante de los elfos. Eres una criatura débil y rota. —Dongwook volvió a sentarse en el trono y permitió que los miembros de su harén se acercaran—. Pero lo peor de todo, es que asesinaste a la reina Hakiru. Agradece que Miura peleara por tu vida. Porque eres repudiado por los amatista. Mi plan era dejar que te pudrieras en los calabozos de esta torre por el resto de tu miserable existencia.
Los guardias lo devolvieron al pasillo, arrastrándolo cuando empezó a patalear y mientras Miura dirigía el camino como una serpiente dorada deslizándose a través de los amatista. Jungkook luchó tanto como pudo soportar, incluso se las arregló para soltarse del agarre, pero siempre terminaba topándose con una guardia de exiguos enojados. Les enseñó los dientes, gruñéndoles de forma amenazante, pero los guardias lo volvían a sujetar, arrastrándolo hacia los confines más profundos de la torre. Lo arrojaron dentro de una celda extrañamente similar a la de Jimin. El pánico se aferró en su corazón junto con la daga que le machacaba los huesos de las costillas, dejándolo sin aliento. Las cadenas traquetearon, pero no logró ponerse de pie, se quedó mirando fijamente el piso, negándose a permitir que el agudo dolor de cabeza y pecho lo derrotaran.
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Elfo Y Dragón #2 Kookmin
RandomLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...
Capítulo 33
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