El suero de la verdad

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May, que no podía quedarse con la intriga, acercó sus pasos a Edward.

—Veo que ya no eres tan enano... En fin, ¿Desde cuando Alphonse y Winry se atraen? —Fue directamente al grano y sin rodeos, es que ella necesitaba salir de dudas.

Edward, quien estaba muy tranquilo y a punto de levantarse para irse a su habitación, gritó de pronto.

— ¡¿Qué estás diciendo mocosa?! —Aquello le había resultado descabellado, aunque sintió alguna espinita, pues sabía que en algún momento, Alphonse había gustado de Winry — Por supuesto que no tienen nada, solo son amigos, los mejores.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Acaso no ves como se acaban de ir juntos? — May, refutó lo dicho por Edward, estaba furiosa—. No puede ser que solo yo tenga esa duda.

—... Claro que no es cierto, eso es muy improbable. —Edward confiaba en su hermano y en su futura novia así que trató de autoconvencerse que aquello que decía May no era cierto.

—Hermano tenemos que seguir con la investigación —Interrumpió Alphonse mientras sonreía, trató de ignorar la cara de pocos amigos que ambos tenían en ese momento, pensó que quizá se trataba de otra pelea absurda.

—Ya... —Edward terminó por ponerse de pie, su mente, le estaba jugando mal, metiéndole dudas en la cabeza, así que mientras se dirigía a su habitación pensaba una y otra vez «... Pero si la acompaña a todos lados.... ¿Eso qué? ellos se quieren como hermanos ¿No? »

La llegada de May al hogar Rockbell, causó una confusión en la cabeza de Edward, era consciente de que los sentimientos de Alphonse en la infancia pertenecían a Winry, sin embargo, intentó no llenarse la cabeza de pensamientos que perturbaran su tranquilidad.

Todo siguió transcurriendo de la misma manera, en la cena, hubo bastante silencio, Winry no entendía que estaba sucediendo, pero sabía que algo pasaba con Edward, lo presentía puesto que lo conocía bastante bien sin embargo, prefirió no preguntar. 

En ese instante, oyeron el sonido de la puerta, la abuela Pinako llegaba de aquellas compras, saludó a todos en cuanto entró al comedor, dándole la bienvenida a la nueva visita.

—¡Abuela! Estás empapada, voy por una toalla —Indicó la rubia, estaba muy preocupada y lógicamente no quería que Pinako se resfriara.

—Tranquila Winry, voy a ducharme y luego cenaré... Por cierto, está lloviendo fuerte, será mejor que beban algo caliente y se duerman temprano — La abuela terminó de advertirles a todos e inmediatamente se fue a su habitación.

Cuando todos acabaron la cena, cada uno se dirigió a su dormitorio; Winry estaba muy desanimada y ver la lluvia caer por la ventana, la deprimía más «¿Qué estará pasando con Edward ahora?» —La ingeniera de automails no podía sacarse ese pensamiento de la cabeza.

En su habitación, la princesa de Xing, estaba ideando un método para descubrir lo que había entre Alphonse y Winry, no quería ser obvia pero, tampoco dejaría las cosas así, así que se dirigió al dormitorio de los hermanos Elric y tocó la puerta.

—¿Qué haces aquí enana? —preguntó Edward a la princesa de Xing, además se dio cuenta de que May traía dos botellas en su mano.

—¿Quién es hermano? —Dijo Alphonse con una voz adormilada.

—Vengo a jugar, ya le avisé a Winry y me dijo que vendría... —Ignoró al ex alquimista y le dio un empujón para entrar—. ¡Vamos, no sean aburridos!

—¿A qué jugaremos May? —Alphonse bajó de la cama para imitarla y sentarse en el suelo.

—¿Puedo pasar? —La rubia tocó la puerta de aquella habitación donde la habían citado, no sabía que había planeado la princesa de Xing, pero por alguna razón estaba algo nerviosa.

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