Su respiración era un susurro errático, entrecortado por sollozos ahogados que se mezclaban con los gritos interiores. Cada inhalación era un esfuerzo, cada exhalación una lucha contra una fuerza invisible que parecía aplastar sus pulmones. Sus manos temblaban con una violencia incontrolable, sus dedos crispados en puños impotentes que se aferraban a la nada.
La realidad se desvanecía en una nebulosa de confusión. No podía comprender lo que estaba sucediendo frente a ella, no podía asimilar la imagen de Darya, su amada, su luz en medio de la oscuridad, enfrentando la muerte con una valentía desgarradora. El sentido de la lógica se desmoronaba, dejando en su lugar un caos abrumador que abrazaba su mente como una tormenta implacable.
Todo parecía fundirse en una danza frenética de imágenes y sensaciones desbocadas. Los recuerdos se agitaban como hojas arrancadas por el viento, destellos de momentos compartidos con Darya, fragmentos de risas y miradas profundas que habían forjado su conexión inquebrantable. Pero ahora, en medio de este torbellino, esos momentos parecían irreales, efímeros, como ilusiones que se desvanecían en la bruma.
Y entonces, en medio de la vorágine de emociones y pensamientos atormentados, llegó la comprensión. Un fulgor de realidad en medio de la confusión. Darya, su amada Darya, la estaba deteniendo con sus poderes, estaba sacrificándose para salvarla, para salvar a Frost. El peso de esa verdad la golpeó como un puñetazo en el pecho, robándole el aliento. El suelo parecía desvanecerse bajo sus pies, dejándola suspendida en un abismo de desesperación.
La impotencia la envolvió como una marea oscura, un vendaval de sentimientos que la arrojó contra las paredes de su propia mente. Quiso gritar, quiso luchar contra las cadenas invisibles que la aprisionaban en su propia mente, pero no pudo. Su voz se perdió en el caos, sus movimientos eran inútiles ante la fuerza del sacrificio de Darya.
Y así, en medio de ese torbellino mental, Caitlin se encontró atrapada en un remolino de emociones insondables. La tormenta de su interior arremolinaba la angustia, el amor, la impotencia y el dolor en una espiral vertiginosa. En medio de la confusión, una única verdad se imponía con claridad brutal: Darya estaba dispuesta a morir por ella, y el corazón de Caitlin se rompía ante esa realidad abrumadora.
—No, no, no—exclama Caitlin, Ana, incluso otros miembros del equipo mientras intentaban romper la barrera de poder de Darya, pero era imposible.
Darya se encontraba en el mundo de las almas, iba a recuperar la esencia de Frost, traerla de vuelta a su cuerpo y vivir una vida feliz, una vida plena y llena de armonía.
Frost se encontraba en un lugar más allá de la comprensión humana, atrapada en las fauces del mundo de las almas. El demonio que custodiaba este reino oscuro la retenía con garras invisibles, su presencia maligna llenaba el aire, creando una sensación de opresión que envolvía a Frost como una pesada manta. Sus ojos azules, normalmente tan vivaces y fríos, ahora reflejaban la impotencia y el temor que la consumían.
Cuando encontró el alma de Frost, ya era demasiado tarde, el rey de ese infierno, se encontraba en su posesión, sabía lo valiosa que era esa alma en especifico para Darya y haría todo por no dársela hasta conseguir lo que quería de ella.
—¿Qué quieres de mi ahora?
—¿Qué tienes por ofrecer? —el demonio estaba interesado, curioso, por saber que le ofrecería ahora Caronte, no le quedaba mucho, así que eso, lo hacía más interesante
—Te daré lo que quieras
—¿Incluso tu alma mortal? —Darya se quedó pensando en momento, ¿Darle su alma mortal? Si se la daba, aún podría sentir amor, por el alma dimensional, pero, no sabría si se sentiría igual, no sabría si eso afectaría su relación con Caitlin y Frost.
ESTÁS LEYENDO
Amor multiversal| Caitlin Snow| Killer Frost.
Fanfiction"Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo"🥀 ☆*: .。..。.:*☆☆*: .。..。.:*☆☆*: .。..。.:*☆ Cuando Caitlin Snow está harta de que todas las personas a las que decide entregarle su corazón mueran, decide ir...
FELICES PARA SIEMPRE
Comenzar desde el principio