—Lo sé. Siempre seré tu eterno mejor amigo y eso es lo que mas me duele, que siempre lo seré.

—Jisung. Podemos hablar y llegar a un acuerdo, nosotros podemos mantener nuestra amistad.

—¿Que vamos a hablar? ¿Llegar a un acuerdo? No estamos firmando un contrato— Minho se quedó callado —¿Dime que vamos a hablar? Ya no quiero más ¡No quiero más!— Gritó, apenas podía modular —Me duele. Me duele tanto este lugar— Apuntó su pecho —No sé que hacer para que se detenga.

—Tu eres...— No pudo continuar con su frase. Minho quería ser fuerte pero le estaba siendo difícil. Las lágrimas que intentaban salir pero que él no dejaba, estaban haciendo estragos en su garganta —Tu eres importante Jisung, mas de lo que deberías. Yo quiero que lo entiendas.

—Lo sé— Pateo un piedra —Deja de decirlo. Solo soy tu amigo y te comprendo, pero por favor tu también comprende que necesito distancia, no quiero estar mas aquí. No puedo quedarme después de que lo vea pasar— Mordió su poleron como una manera de frenar el llanto.

—No Jisung, te debes quedar conmigo. No te puedes alejar.

—¿Por qué? Dime una buena razón que no me haga sufrir. Solo una y consideraré todo lo que estoy pensando.

—¡Yo te amo! Por la mierda Jisung, yo te amo mas que a mi propia vida— El aludido quedó con las lágrimas en su rostro, perplejo. Sus ojos abiertos al igual que su boca.

—Tu...

—Mierda. Te amo. Te amo tanto. Que soy egoísta y no quiero que te vayas de mi lado. Se que sufres. Yo también he estado sufriendo desde el momento que nos pasaron estos anillos, he sufrido confusiones. Jisung, siempre supe que lo que yo sentía era algo extraño, me reprimí hasta el momento en que pasó esto— Levantó su mano —Pero ya no pude mas y después que hicimos el amor. Diablos, mis sentimientos se hicieron tan fuerte que me aterré. ¿Por qué todo tiene que ser así? Me lo pregunté muchas veces, te veía y no podía detenerme. Pero no puedo dejar plantada a Sulli en el altar, entiéndeme, no puedo hacerle eso.

—Yo te entiendo. Me amas pero no puedes dejarla y por eso mismo me iré, no puedo seguir viéndola a la cara por todo lo que hicimos— Su mano cubrió su rostro —Quiero irme para intentar ser feliz lejos de ti, te ayudará también. Me lo agradecerás ¿Sabes? Yo antes veía que en la películas románticas siempre había una persona que se iba del país, o la ciudad, pensaba que era el peor cliché de todos— Se burló —Ahora lo entiendo, se cuanto daño puede provocar no pensar en uno mismo.
—Te amo.

Jisung respiró hondo y miró el cielo para calmarse un poco, después a los árboles y por último observó a su amigo —Yo igual. Yo igual te amo pero debo irme— Murmuró —Para que seamos felices—En ese momento el anillo prendió todas sus luces, abriéndose.

Libres, el anillo los soltó. Jisung se aterró. Definitivamente, tendría que alejarse. Su destino. Su amor no fue creado para tener un final feliz. Esta era un señal. Con el dolor de su pecho le dijo —¿Lo ves Minho? El anillo nos quiere separados. Debo irme, rehacer mi vida. Olvidarte, tu debes olvidarme también.

—Yo te amo. Si es lo que quieres, no creo que pueda hacerte cambiar de opinión. Pero no me obligues a olvidar porque no lo haré ¿Te puedo pedir una ultima cosa? Un beso. Solo dame un beso de despedida— Le rogó.

—No, si lo hago quizás no pueda dejar esto atrás. Es un adiós Minho, sé feliz. Y supongo que no tengo necesidad de aclararlo, pero no puedo ser tu padrino. Lo siento mucho por Sulli— Jisung se despidió con un intento de sonrisa en su boca pero con unos ojos tristes sin vida le rebatían sin piedad. Su corazón le pedía a gritos que lo abrazara, que lo besara, que lo amara, que no lo dejara, pero sabia que la decisión que estaba tomando era lo mejor para todos.

—No te vayas, por favor no te vayas— Minho lo intentó de nuevo. Jisung soló volteó su rostro para mirarlo, sabia que estaba llorando —Por favor...

Jisung siguió caminando...
—Por favor no te vayas— Minho perdió las fuerzas en sus piernas y se arrodilló, no pudiendo aguantar mas su tristeza lloró como nunca antes. Su pecho dolía, su garganta quemaba como fuego —No me dejes, yo te amo.

Al calmarse, observó como los anillos que había compartido con él en el ultimo tiempo, se reían en su cara. Se puso de pie, los agarró con fuerza, les dio un beso y los guardó en su bolsillo. Observó el cielo y las lagrimas volvieron a fluir. Quería seguirlo, rogarle, pero no podía aunque por dentro se muriera. Mañana se casaba.

Jisung ya no se veía a la distancia. Minho inspiró con fuerza antes de limpiar un poco su rostro demacrado. Después de esta declaración, debían irse por distintos caminos pero con un sentimiento de tristeza muy profundo. Empezó a caminar, debía buscar un baño para lavarse la cara.

Nadie se dio cuenta como una persona los miraba escondida detrás de una gran piedra. Sulli respiró profundo, ahogando el llanto y se fue. Tenia que hacer algo. Esto no se quedaría así.

Tu anillo no sale de mi dedo ||Minsung||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora