- ¿Qué pasa? - Kamilla logro descifrar mi estado actual.

- Aún no he comido - hizo una mueca - tengo hambre, pero no quiero comer.

- Necesitamos salir - tomo mi mano - antes de que sospechen algo nos iremos.

- Pero... ¿No sería raro irnos? - no sé qué me pasaba, lo único que quería era salir y estaba cuestionando el quedarme.

- Podemos irnos cuando yo quiera - dijo con aires de superioridad, rodé mis ojos, en estos momentos solo quería golpearla por traerme con engaños.

Caminando de regreso al gran salón, casi olvidamos que estaba Erick, no podía quedarse aquí, ellos podía matarlo, tire de la mano de Kamilla para que se detuviera y regresar por él, pero cuando me di la vuelta él ya no estaba.

- Se fue - dijo ella de mala gana - se dio cuenta de que si seguía viéndote como lo estaba haciendo, le arrancaría la cabeza.

- No me miraba de ninguna manera - le hice mala cara - ¿por qué estás tan tranquila después de lo que dijo?

- No estoy tranquila - me miro hacia abajo - no debo aparentar vulnerabilidad frente a nadie, ellos son peores que los gusanos, se comen vivo al que muestre miedo.

Trague saliva, esta Kamilla que tenía frente a mí no la había visto nunca, su postura era dura y a la defensiva, esperando si alguien la atacaría, me tomaba de la cintura tan fuerte, pero sin hacerme daño, solo pensaba que en cualquier momento alguien vendría y nos haría daño.

Llegamos donde estaban todos, aunque todo lucia normal, presentía que algo malo iba a pasar, los bellos de mi cuerpo estaban como si tuviera un sentido arácnido. Tenía presente lo que Kamilla me había informado, todos aquí eran sus aliados, excepto por sus tíos y fue entonces cuando me dedique a seguirles con la mirada, si no podía luchar al menos le podría decir si algo no iba bien. Ellos estaban normales, hablando con otras personas, hasta que algo realmente llamo mi atención. Sentí como todos los músculos de Kamilla se tensaron, podía sentir su corazón casi bombardeando mi mente y cuando mire su cara estaba perdida en un punto fijo, lo seguí y antes de dar con lo que ella estaba viendo, me halo del brazo llevándome a otro lugar.

- Necesito sacarte de aquí - gruño - ahora.

- ¿Qué pasa? - no era normal su caminar.

- No quiero que lo veas - ¿a quién? - juraron que se iría, los mataré.

- ¿Quién? ¿A quién matarás? - no decía nada, solo caminaba rápido - Kamilla para - no me hacía caso - para - me detuve de golpe - dime que sucede.

- Sofía, por favor, te lo diré, pero necesito sacarte de aquí - no daría mi brazo a torcer.

- No, dímelo ahora.

Me quedo viendo y regreso su vista sobre mis hombros, se acercó a mí y sin dejarme saber qué haría, de un momento a otro, estaba sobre su hombro, como si fuera un costal de papas, quería reírme, la situación no era la mejor, pero algo dentro de mí se estaba riendo a carcajadas. Proteste y golpee su espalda, pero ni se inmutaba, ella seguía decidida a sacarme de aquí.

Me llevo por unos cuantos pasillos alejándonos de la música y la bulla de sus invitados, luego cada vez todo era más oscuro y silencioso, no sabía como podía ver con tanta oscuridad, al menos yo apenas y podía ver mis propias manos, camino al rededor de 10 minutos más, hasta que escuche a alguien hablar.

- El jefe dijo que debíamos acabar con ella hoy - las voces se hacía más fuertes.

- ¿Sabes qué nos pasará si la reina se entera? - otro hombre.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora