𝐌𝐎𝐂𝐊𝐈𝐍𝐆𝐁𝐈𝐑𝐃: 𝑬𝒎𝒎𝒂 𝑺𝒕𝒂𝒓𝒌 [TERMINADA]

66. 𝐄𝐧 𝐞𝐥 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨

Ross estaba sentado en el centro de una mesa de conferencias lleno de un gran grupo de otros funcionarios del Gobierno, todos dando vueltas en reaccion a lo que acababa de suceder en Nueva York. La gente estaba en pánico y dependia de los gobiernos para resolver esto. Pero no podían. Tres de los héroes habian desaparecido del Planeta debido a lo que venía, entonces, ¿Que podían esperar? No podían proteger al mundo. No, no podían hacer nada ahora.

— Ellos solo son ex criminales porque usted decidió llamarlos así ¿No? — le cuestióno un indignado Rhodes, se alejó de la mesa en la que estaba apoyado y apunto con un dedo la imagen.

— Dios mio, Rhodes — el Secretario no tenía ni la decencia de mirarlo. Cuando respondio con una voz desinteresada.
— Tú talento para decir idioteces sobrepasa el mío.

Rhodes tenso la mandíbula. Él aún no olvidaba el detalle de que el señor Secretario veía a su sobrina sólo como un arma sumamente peligrosa.

— Si no fuera por esos acuerdos, ellos hubieran estado aquí y los hubieran ayudado — contestó tratando de no perder la compostura.

— Tú firma según recuerdo estaba en esos papeles, Coronel — Ross se levantó de la mesa y caminó hasta quedar frente a él, mirandose cara a cara.

— Es verdad — el hombre asintió rigidamente y con mucha amargura, cruzando los brazos sobre su pecho mientras daba un paso al frente. — Y créame que pague por ello.

— ¿Estás teniendo dudas?

— No, no ¿Por qué? — Rhodes lo miró fijamente a los ojos, visiblemente molesto.

Un sonido resonó en la distancia, el de las puertas abriéndose y luego, pies acercándose; el sonido de la ayuda llegando.

Natasha caminaba adelante con Steve a su lado; Visión, Wanda, Sam, Pietro y Yelena iban siguiéndoles el paso.

— Señor Secretario — Steve fue el primero en romper el breve silencio, deteniéndose ante él.

Moviéndose para enfrentar a la mujer que ahora era rubia, Ross sólo resopló una risa rancia.

— Que descarado eres. De eso no hay dudas.

— A usted le serviría serlo — respondió Natasha con una sonrisa burlona.

Ross solo chasqueo los labios, caminando a lo largo de la línea de personas de pie.

— El mundo está en llamas — dijo el Secretario amargamente, deteniéndose lentamente frente a Steve. — ¿Y crees que todo está perdonado?

Él no necesitaba su permiso, Ella lo llamó y eso era lo único que le importaba.

— No vine aquí por su perdón. Y ya no pido ningún permiso — Steve lo miró sin perder la seriedad. — La Tierra ya no tiene a sus dos mejores defensores. Regresamos a pelear. Si se interpone en nuestro camino... — se acercó al Secretario con una mirada desafiante.
— Pelearemos contra usted.