— Inteligente, Aiden, ¿pero qué te hace pensar que estoy buscando a alguien? Podría simplemente estar pasando por este lugar.
— Un demonio no interviene en ningún lugar sin ningún tipo de interés— corté tajante.
— Perfecto, hablamos el mismo idioma— su expresión se redujo a seriedad absoluta — probablemente pienses que soy yo quien está detrás de todo esto, y no discutiré eso, desde luego, fui yo. Pero saber demasiado es peligroso, para ustedes lo mejor es salir de este lugar.
Lo miré con una mezcla de sentimientos repulsivos.
— Salgan de este lugar, Aiden, antes de que puedan arrepentirse.
— ¿Por qué haría eso?
— Pregúntale a Alessia, estoy seguro de que ella es la respuesta que estás buscando— rió por lo bajo.
Con un leve pestañeo apareció frente a mi.
— No juegues con fuego, Aiden, porque ten la seguridad de que seré yo quien te hará arder. — el cinismo de su sonrisa era como el licor, embriagante y magnético.
Lo polémico de su sonrisa y burla dejó un aire dulce en el ambiente. Con sus palabras desapareció, un objeto pesó en mis manos.
— ¡Atrapenlo, él es el asesino!— la luz de una linterna ardió en mis ojos.
Maldije en mi interior, la daga pesaba en mis manos, reluciendo en sangre, no había forma de salir ilesos de esto. Todas las preguntas y suposiciones que hice antes de entrar al edificio se repitieron en seña de culpabilidad.
No había forma de descubrir la verdad y salir ilesos.
Nunca habría forma de hacerlo con él en este lugar.
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(Omnisciencia)— Hubo inconvenientes, señor.
La voz de uno de sus subordinados perturbó su momento de tranquilidad, sintió el sabor del vino una vez más antes de terminar por completo con el resto que había en la copa. El vino tenía un sabor delicioso, para él era un manjar hecho en el cielo, probablemente tan dulce como la ambrosía.
Y la ambrosía había sido creada para los dioses, nunca para los mortales, aun así su sabor era algo inconmensurable.
Porque en el bajo mundo él era un Dios, uno que sabía vestir sus mejores túnicas y disfrutar del sabor de la ambrosía. Uno que podía hacer y deshacer sin que nadie además de él lo supiera.
— Quiere decir que aún no ha salido de ese lugar. — jugó con la copa en sus dedos.
— Es correcto, señor.
Dejó la copa en la mesa y apoyó los codos sobre sus rodillas, se permitió pensar un momento pese a ya saber la respuesta de su enigma.
— Entonces es momento de iniciar el juego. — chasqueo los dedos y una mujer esbelta de cabello negro acercó vino a su copa vacía.
— ¿Está seguro, señor? — el subordinado habló con nerviosismo.
— Por supuesto que si — sus labios jugaban con los bordes de la copa, subió la mirada hacia la palidez del subordinado— es momento de jugar con ellos, en especial con ella — él sonrió embelesado, se inclinó al frente pensativo y con una dulzura nefelibata— el día en el que esté bajo mi poder me aseguraré de que mi recuerdo viva para siempre en el azul de sus ojos, que mi alma viva en su cuerpo, y que mi corazón muera en su estrella.
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Quimeras De Amor Y Muerte
FantasyY ella vivía en una de esas burbujas, creadas para protegerse del exterior y su maldad. Pero ella olvidó que las burbujas se rompen y te dejan caer en el vacío. La niebla fue ese velo creado por los dioses para separar la luz de las tinieblas, huma...
VIII. Reluce en el cosmos, mi estrella.
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