𝕳 | ❛Si quieres saber cuantas razones tengo para amarte, tendrás que contar mis latidos❜
❪La humanidad empezará verdaderamente
a merecer su nombre el día en el que haya
cesado la explotación del hombre por e...
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𝓡𝓪𝓬𝓱𝓮𝓵
MI MENTE SEGUÍA SIN PROCESAR LA INFORMACIÓN, tampoco sabía como sentirme al respecto. Elena y yo eramos adoptadas, ambas de diferentes madres. Claro que eso explicaba muchas cosas que jamás me había atrevido a preguntar. Cosas como que yo soy la unica rubia en mi familia, todos eran castaños o pelirrojos, pero yo era rubia, luego esta el tema de mis poderes, si es que se le puede llamar así, ¿de dónde salierón?, no erá normal, tantos huecos de información vacíos. Yo siempre he creído en la dichosa frase de: "Es mejor decir la verdad aunque duela". Ahora duele, y duele mucho.
Elena me contó que mientras yo estaba en Atlanta con Damon, ella y Stefan habían tenido una seria conversación sobre el línaje de Katherine y nuestro línaje, y todo con respecto a que Elnea y yo no perteneciamos a la familia Gilbert. Ahora lo único que queríamos saber era sobre el paradero de nuestros padres biológicos.
La mañana estaba tranquila, cosa que no era nada normal. No habían días tranquilos desde que Stefan y Damon aparecierón en mi vida.
Caroline y yo caminabamos por la zona verde de la escuela.
― Qué bonito ―elogió Care al collar que le había regalado. Stefan le había dado a Elena una caja de verbena con algunas joyas para que se las dierámos a nuestros amigos―. Gracias. Combina con todo lo que tengo ―agradeció con entusiasmo―. ¿Por qué el regalo?
― Por nada, solo una gran amistad ―repondí encogiendome de hombros.
― Que lésbico suena eso ―avisó Care―. ¿Ya nos llevamos así? ―bromeo mi mejor amiga guiñandome un ojo.
― Claro, tú eres mi amante, Caroline Forbes ―seguí entre risas―. Tu amistad es importante, Care,
― ¿Por qué tan delicada? ―cuestionó la rubia.
― Porque eres mi mejor amiga y me estás evitando ―le informé―. Y quería repetirte que lo que tienes con Theo está bien.
― Yo te iba a hablar ―divagó―. Pero no hay mucho que decir. Hemos salido algunas veces, pero es todo. Aunque yo siento que nunca llegaremos a ser amigos ―expresó―. Esto es raro. No quiero hablar contigo de esto. Es muy raro, ¿no?
― Es un poco raro. Pero si es lo que ustedes quieren, lo que yo diga, piense o haga no importa ―le aclaré mostrandole mi apoyo.
― ¿Estás segura? ―me preguntó.
― Completamente. Quiero que Theo y tú sean felices, eso es todo.
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