Intentó hablarle, pero ambos se interrumpieron una y otra vez. Sin embargo, ambos se quedaron callados cuando Cecil vio a Elián en la cocina, cargando a un bebé en brazos. La criatura era una preciosidad regordeta que se reía mientras soltaba pops de alegría.
Con las manos temblorosas, Cecil se acercó, despejando la carita del niño. Era su pequeño durazno, quien dormitaba plácidamente en los brazos de su amigo. Ahora las lágrimas eran de alivio y comenzaron a salir a raudales.
"¿Qué hace el durazno aquí?" preguntó, mirando a Elían, quien parecía preocupado. El chico negó con la cabeza, sin saber exactamente que decir.
"El heredero lo trajo anoche, es de lo que quería hablar ¿Quiénes este niño?" intervino Aquila, colocándose al lado de su marido, rodeándolo en un abrazo.
Cecil recordó que, en efecto, el hombre le había dicho durante las horas de trabajo que quería hablarle de algo. Parecía preocupado, pero la jornada fue muy dura y luego lo del bebé... sin embargo, resulta que todo estaba conectado.
"Es el bebé de Leah y Jeffrey, mi durazno, les había hablado de él" espetó, tomando a la criatura en brazos. El pequeño se acurrucó contra su pecho, soltando un bostezo profundo.
"¿Ese loco se lo robó?" preguntó, Aquila, abriendo los ojos de par en par. Elián tomó aire, conmocionado por lo que estaba pasando "Estamos en muchos problemas".
"Anoche se peleó con Leah, le quitó al bebé y lo escondió" Cecil acarició la cara de la criatura, que parecía envuelto en nubes de algodón. Elián fue a la habitación, sacando un precioso moisés de madera que puso en la mesa.
"Nos trajo esto, entre otras cosas" dijo, con gesto conmocionado "no sabíamos que hacer, así que lo cuidamos hasta poder hablar contigo, tu eres quien conocer mejor al heredero, no queríamos hacerlo enojar y pensamos que podrías hablar con él" explicó, nervioso.
Cecil colocó al bebé entre sobre su colcha, parecía que el maldito demente de Magnus Winchester por lo menos se preocupó proveerlo de lo necesario.
"Lo intentaré, pero no puedo prometerles nada, por ahora será mejor que se lo queden, no sé cómo reaccionará ese idiota si lo devuelven" Cecil suspiró. En realidad, nunca había pensado en Magnus como un loco ni mucho menos, pero está claro que había bajado demasiado la guardia a su alrededor. Por un segundo incluso llegó a pesar de que podrían tener una relación cordial, pero era obvio que Magnus Winchester ocultaba a una serpiente rastrera bajo la apariencia de niño rico despreocupado.
"De todas formas, no tengo idea porque, de entre todo el mundo, tuvo que elegirnos a nosotros" se quejó Aquila, dejándose caer en el asiento, Elián hizo lo mismo y Cecil los imitó.
Fausto soltó un ladrido y luego les ofreció el paquete que trajo de afuera. Por un momento se había olvidado del perro.
"¿Qué tienes ahí?" Aquila frunció el ceño, tomó el paquete y lo abrió. Dentro había una caja de almuerzo con varias cosas de la cena apiladas una junto a la otra: carne de cerdo, huevos hervidos, verduras salteadas y filete de pescado, puré de papas y algo más. Una nota salió volando, Aquila la atrapó en el aire. Su rostro cambió después de leerla.
"¿Qué dice?" preguntó Elián, Aquila le pasó la nota, el chico la leyó, soltando un suspiro cansado, para después dársela a Cecil. Este último la examinó, estaba escrita a mano con una extraña tinta verde.
<<Cuiden bien de Kamal>> era todo lo que decía.
"Está loco" Cecil golpeó la mesa "absolutamente loco" luego ladeo el rostro "¿Le puso nombre al niño?"
Los otros dos asintieron y él suspiró, no entendía en que estaba pensando ese idiota.
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Una belleza caída en desgracia
Romance(LGBT+) Lo único que Magnus espera de su viaje a la isla Tortuga es demostrar que es un hijo digno y volver con la cabeza en alto. No hay muchas cosas que le preocupen, después de todo ¿Que puede ofrecerle ese trozo de tierra lleno de trabajadores a...