Capítulo 18: Inmortal

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Desconcertada, pensé: ¿hoy es mi cumpleaños?

Ante mi rostro bañado en confusión, él respondió:

—Revisa el calendario. Hoy estás cumpliendo diecisiete años… de nuevo.

—¿Estás bromeando? —pregunté sin tener la menor idea de la fecha en la que nos encontrábamos.

Joseph señaló con la flor al reloj de pared. Me volví y observé la fecha ilustrada debajo de la hora.

Cierto, era mi cumpleaños.

Una vez más diecisiete, porque soy inmortal.

—¿A qué se debe esto…? —interrogué, sin entender sus intenciones.

—Sólo quería traerte un regalo —se excusó—. No es que quiera recordártelo, pero ya que tu familia no está aquí para celebrar contigo, quise darte algo especial.

Permanecí callada, cavilando.

—Dime algo —continuó luego de un largo silencio—, cualquier cosa. Extraño que me hagas preguntas como una loca, extraño que andes por ahí parloteando, te extraño a ti. Porque, para mi desgracia, estoy enamorado de ti.

Joseph rodeó la cama antes de sentarse a mi lado. En respuesta, mi corazón comenzó a latir más rápido.

—Eres un mentiroso —gruñí, recostándome en una pila de almohadas—. Lo único que extrañas de mí es llevarme a la cama, no me amas. Me deseas, nada más.

Él sacudió la cabeza.

—Te deseo demasiado, pero te amo todavía más.

—Basta de mentirme —repliqué—. Te escuché rogando por un abrazo de esa mujer hace un rato.

Soltó un resoplido de indignación.

—No hablaba de ella, hablaba de ti.

Petrificada, luché contra la tentación de satisfacer sus deseos. No podía dejarle saber que también anhelaba a muerte sentirme rodeada por sus fuertes brazos.

De manera distraída, tomó una de mis almohadas, la llevó a su nariz e inhaló profundamente el aroma en el cojín de satén.

—Huele a ti, a tu perfume, a tu cabello. Delicioso —dijo en tono bromista.

—Si... "me amas" —dije, haciendo énfasis en las últimas palabras y representando comillas imaginarias con mis dedos—. ¿Por qué estás con esa... —vacilé antes de mencionar su nombre—, Deborah?

Él sonrió débilmente.

—Porque no puedo tenerte —suspiró—. No sé cómo amar. Y, para ser honesto, necesito dejar de amarte. Estoy seguro de que esto nos va a lastimar. El amor es dañino, ¿sabes? Te mata. No es como lo pintan en las películas; siempre terminas herido si amas. Es sólo una debilidad —se detuvo por un momento—. Bueno, miénteme. Quiero que me mientas y me digas que nunca has estado con Donovan, que no han tenido sexo jamás, que te ha besado a la fuerza, que me amas...

Reflexioné sobre cada palabra que había dicho, sobre sus expectativas acerca del amor, su creencia de que era destructivo… Como si hubiera sido profundamente herido, como si hubiera sufrido mucho en el pasado. Me dolía escucharlo hablar de esa manera. Por otro lado, si obedecía sus caprichos de decirle lo que quería escuchar, realmente no habría sido una mentira.

—Nunca he estado con Donovan, no hemos tenido sexo jamás, me ha besado a la fuerza y te amo, Joe —dije cada palabra que había memorizado.

Joe sonrió de mala gana, interpretando que le estaba mintiendo.

Tentación (More explicit version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora