Eloise pasa a una sala continua y desaparece del plano visual. Nev levanta la claraboya y esta emite un ruido que le pone los pelos de punta a la mujer. Se devuelve a la sala principal y el horror se apodera de ella cuando ve que sus sueños más terribles parecen hacerse realidad, aquellos donde las bestias levantan esa misma claraboya para llevársela durante la noche. Se aferra a una pared totalmente aterrorizada mientras ve como la figura se adentra en su casa. Ni la voz le nace de tan bloqueada que ha quedado y su pecho se cierra con aún más terror al notar que es un hombre alto el que ha pisado su alfombra. Tarda microsegundos en reconocerlo. Es él, es ese joven que juró sacarla de allí. Él le hace un gesto con la mano, advirtiéndole que guarde silencio. De inmediato le toma de las mangas, como rogándola que la saque de allí. Moira extiende ambos brazos a través de la estrecha abertura y ayuda a subir a ambas personas que salen con cierto atoro. Bajan usando una cuerda desde el techo hasta la arena.
La mujer no sabe de qué manera sentirse. Si sentir un terror incontrolable por el hecho de que es de noche, de que no pueden hablar, de que si les ven será un desastre. O quizá... ¿Comenzar a sentir un alivio anticipado por huir de tan ruin lugar? Se mareaba por tantas emociones. Caminaba torpemente descalza por la arena y el frío la atacaba por las prendas tan ligeras, pero su salvador le tomaba de la mano para hacerla correr más rápido. Sonrió alucinada por al menos un momento.
En medio del apuro no se dieron cuenta que saltaron por el lado equivocado de la casa. Quedaron justo por el frente de la casa, obligándoles a atravesar esa zona donde los ciudadanos dejaban la comida y el agua, cercano a esos retorcidos árboles negros. La vuelta sería más riesgosa, pero era tarde para devolverse. Corrían a toda marcha con el corazón a todo dar las tres figuras. Moira iba detrás observando a los alrededores puesto que su vista es mucho mejor por naturaleza. Un alarido de dolor profundo detuvo el paso de Nev y Eloise.
—Luz —se atrevió el joven a encender una esfera.
La imagen era difícil. Uno de los árboles a los que denominan Gruñidos tomó el cuello de Moira con una rama y apretaba fuertemente. La joven se quedaba sin aire, su piel perdía color y regresó sus ojos al natural violeta.
—¿Ella es una bestia? —preguntó alterada Eloise aferrándose más fuerte a la mano de Nev.
—¿Qué pasa? —giró a Eloise hacia sí—. ¿Por qué la ataca?
—Ellos son nuestros protectores. ¡Ella es una bestia! —entró en repentino pánico. Nev también—. La matará porque es su deber. ¡Córtala, corta la rama ya o la matará!
De inmediato sacó de su bolsillo el rectángulo que mantiene su arma. Nace la hoja de la gladius a voluntad y en un justo movimiento corta la gruesa rama que está dejando sin vida a la bestia. El cuerpo de Moira cae desmayado hacia el suelo. El peligro no acababa allí, los gruñidos comenzaron a desplazarse e intentaban tomar el cuerpo de la joven. Inmóvil, Nev tuvo que arrastrarlo fuera de su círculo, lanzando golpes con su espada. Lo recordó. En ellos viven los espíritus de sus antepasados. Lamentó dañar el legado milenario.
—¡Sácala de allí! —gritaba Eloise presa del pánico a un lado—. Nos van a perseguir. ¡Nos van a matar!
—¡Sostenla! —la levantó con un brazo y se la dio a la mujer mientras con el otro seguía cortando ramas que buscaban dar en puntos mortales—. ¡Botones! ¡Ven acá! —gritó y la conexión se activó.
En cuestión de segundos el caballo llegó corriendo de la oscuridad. Eloise montó como pudo el cuerpo indefenso de la chica y a su vez se subió ella también. Nev terminó de zafarse de las difíciles ramas temiendo que ya toda la aldea se hubiera despertado por el escándalo. Apenas liberó su cuerpo montó en el pequeño espacio que quedó en el caballo y aparatosamente ordenó la huida. Totalmente desorientados terminaron por adentrarse en el bosque del sigilo, justo al borde de que algo peor sucediera.
ESTÁS LEYENDO
Toxicidad
Science FictionLuana son los restos de toda la humanidad tras la peor de las crisis. Los errores de los humanos serán pagados. Un místico ser poderoso concede la vida y la muerte. Como único juez, ha impuesto el Infierno, centro de batallas y tratos. Nev Muller es...
Capítulo 10 - Destruyendo mitos
Comenzar desde el principio