Capítulo 46 - El desierto

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El cumplido que la había hecho Drake le dio un pequeño pellizco al corazón.

Eso intentaba siempre, cuidar de todo lo bueno que tenía a su alrededor, empezando por el hombre que se estaba desvistiendo a su lado.

- Pero hay cosas que no cambian amor, estemos donde estemos, le reprendió al ver cómo su prometido intentaba quitarse el jersey él solo. Cómo, por ejemplo, que seas incapaz de pedir ayuda.

Drake puso los ojos en blanco al verla acercarse a su lado... pero le permitió ayudarle.

- ¿Has visto lo bien que se me da desnudarte? preguntó entonces mirándole de forma insinuante.

- María...

Drake la había leído la mente.

Esa noche no tenía intención de dormir, pero las náuseas no serían las culpables...

Drake

Sí lo llega a saber, hubiesen salido a cenar antes, María después de la cena había vuelto a tener su preciosa cara llena de vida y al mirarle como lo estaba haciendo, dejándole claro que iba a besarle, tuvo claro que el cuscús había logrado que se recuperara del todo.

Sólo ella, con una mirada, podía conseguir que cayera rendido a sus pies.

Atraído como un imán por el verde de sus ojos, fue él quien empezó el beso, no pudo resistirse...

Llevaba meses saboreando su boca y contra más veces se perdía en sus labios, más necesidad tenía de seguir probándolos.

- Cada día que pasa me vuelves más loco - la dijo mientras se tumbaban.

María al escucharle, guiada por el deseo, le demostró hasta qué punto podía llegar a hacerle enloquecer.

María y Drake

Tenían por delante su último día en tierras árabes y hasta por la noche, no habían organizado nada, así que, como habían hecho desde el primer momento en el que llegaron, se dejaron llevar.

Conocieron el Jardín Majorelle y el Museo Yves Saint Lauren, dos de los lugares más emblemáticos y les encantaron.

A mediodía, antes de regresar, disfrutaron del mercado de las especial y de comprar diferentes suvenires para todos sus amigos, pero al llegar al Riad dispuestos a cambiarse, Drake empezó a encontrarse mal.

María

Llevaba media hora escuchando como Drake vomitaba en el baño.

Definitivamente no puede ser el agua, pensó para sí misma.

La comida allí era increíble, pero los sabores tan fuertes no les estaban sentado nada bien.

Preocupada, llamó a la puerta.

- ¿Puedo pasar amor?

- No quiero que me veas así, le respondió Drake con tono apagado.

- No voy a salir corriendo, le respondió.

- O sí...

¿Cuándo dejará de ser tan cabezota? Pensó entrando sin su permiso.

Ojalá algún día Drake entendiese, que le amaba aún más cuando se comportaba como un humano.

- Ven aquí, le dijo agachándose a su lado.

- Está ciudad nos quiere matar pequeña.

- Serás dramático, le respondió robándole una sonrisa.

Drake

Odiaba que María le viese débil, bueno, realmente siempre había odiado que cualquiera persona viese en él algún gesto de debilidad, pero estaba empezando a asumir, que, con ella, esa coraza de fortaleza que siempre usaba, había dejado de existir.

Llévame a la luna y abrázame en el caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora