- Bien, me rindo -mis palabras la hacen reír.
Nos reímos juntos, y por un momento todo vuelve a ser simple. Sin embargo, su mirada se suaviza, y me observa con esa intensidad que logra sacarme de mi propio eje.
- La noche de hoy es hermosa, gracias Xavier -sus ojos me observan con ese brillo, que tanto me atrae y cautiva.
—Gracias, Xavier. Esta noche ha sido hermosa.
—Sigue mirándome así y no llegaremos a nuestro vuelo —le susurro.
—¿Mirarte cómo?
—Como si no quisieras que este momento termine.
- Es hora amore mio-me acerco a ella extendiendo mi mano esperando que la tome para salir del restaurante.
Ignora mi brazo extendido, acercándose a depositar un beso en la comisura de mis labios, antes de tomar su bolso y huir fuera del recinto. La sigo con una sonrisa en el rostro sabiendo lo que genera mi acercamiento en su cuerpo y mente.
Sebastian se había encargado de rentar y dejar el auto en cierto punto de la ciudad antes de nuestro encuentro para conducir hacia el restaurante, que con ayuda de Khiss logré reservar una mesa.
Había recibido ayuda de los integrantes del clan, no lo negaba,pero todo era idea mía solo que no sabía como comenzar o organizar algo, pedir ayuda nunca es malo decía mi madre.
Le ofrezco mi mano para salir del restaurante, pero ella ignora el gesto y se inclina a besarme en la comisura de los labios antes de tomar su bolso y salir rápidamente. La sigo con una sonrisa, deleitado por la reacción que genero en ella.
Sebastián se había encargado de rentar y dejar el auto en un punto acordado antes de nuestra cita en el restaurante. Por supuesto, fue con la ayuda de Khiss que logré reservar la mesa. Admito que todo el "clan" me ayudó, aunque la idea fue mía. Como dice mi madre, pedir ayuda no es algo malo.
El recuerdo de cómo conocí a Sahara regresa mientras conduzco. Fue hace un par de años en Nueva York, mientras buscaba una librería con Sebastián. Quería comprar el nuevo libro de Khiss cuando, al entrar, tropecé con una pila de libros que alguien llevaba entre los brazos. Los libros cayeron al suelo, y esperaba algún reclamo, pero ella solo recogió sus cosas en silencio y salió sin siquiera mirarme. Fue un encuentro fugaz que quedó grabado en mi mente.
Al salir, vi un libro en el suelo que no parecía mío. Un impulso me empujó a devolvérselo, siguiendo el rastro que había tomado. La encontré en una cafetería, absorta en la lectura, y me quedé viéndola a distancia, atrapado por una extraña fascinación. Planeaba acercarme cuando vi a Khiss unirse a ella. A pesar de los intentos de descubrir quién era, todos fallaron. Pero el destino nos llevó a encontrarnos otra vez en Las Vegas, y ahora aquí estamos.
Mientras sonríe desde el asiento del copiloto, algo en mí se reafirma: no planeo dejarla ir.
- ¿En qué estás pensando? -pregunta, curiosa
—En lo hermosa que te ves hoy —dejo mi mano sobre su muslo, acariciándolo suavemente. Siento su piel erizarse.
- Todo es gracias a tí y este vestido -responde nerviosa pero con una hermosa sonrisa.
- Cariño, incluso con un saco de patatas, seguirías viendote fabulosa.
Su sonrojo es mi premio.
- No digas tonterías -gira el rostro hacia la calle.
Al detenernos en una luz roja, tomo su mentón, obligándola a mirarme.
—Si alguna vez necesitas que te recuerde lo hermosa que eres, no tendré ningún problema en hacerlo.
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Matrimonio a un clic de Distancia
Teen FictionDos casi desconocidos, Las Vegas, un pequeño secreto y una escritora algo loca. ¿Qué podría salir mal?
Capítulo 13: Xavier
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