☘︎Un desastre lindo

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- ¿Qué le hace creer que hablaré con un extraño como usted? - Dije en voz baja siguiendo con el helado mientras miraba al suelo.

- Uy, todavía de que me acerco amablemente haciendo mi buena obra de el día y me hablas así, muy mal preciosa... Muy mal. - decía al mismo tiempo que se acercaba, nuevamente sentí el pañuelo rozar con mis mejillas.

- Soy un desastre, ¿no? - murmure sintiendo como mis ojos se cristalizaban y mi respiración se agitaba.

- Todos los somos, unos más que otros. - comentó de forma suave con una sonrisa. - ¿Quieres contarme?

- Solo es una mala temporada, es algo común... Solo que esta vez me pego más fuerte, tengo muchas cosas que hacer y poco tiempo. Solo es estrés... - hable de forma rápida mientras movía mis manos y miraba a los lados.

- Bueno, tú sola te presionas, puedes hacer tus tareas sin embargo estas aquí perdiendo el tiempo, yo en cambio ya termine mis pendientes y aquí estoy platicando con una tonta que no sabe calmarse. - Dijo seguro de sí mismo, sonrió e incogio sus hombros.
Le mire incrédula y negué con mi cabeza sintiéndome aún más miserable.
Él sin embargo continuó. - Ah... ¿Qué se le va a hacer? Jóvenes tontos.

- Hablas como un viejo, oh... Bueno, lo eres. - Dije molesta levantándome de la banca tapando el bote de helado y guardandolo en una bolsa, camine de regreso al edificio donde estaba mi estudio aguantando las emociones que estaban a punto de colapsarme cuando sentí un peso en mis hombros.
Gire mi cabeza algo asustada para ver quién estaba detrás de mí.

- Preciosa, hace frío... No es bueno que andes por ahí solo con esa sudadera que a juzgar por lo que veo... Es delgada.

- ¿Intentas ganarte el cielo después de hacerme sentir mal? ¿Con eso? ¿Una gabardina que me queda grande? ¿En serio?

- Honey, honey, honey, no deberías despreciar un buen acto, si a la tercera vez lo haces... En serio que te demostraré lo que es ser cruel. - Su manera de decir las cosas esta vez fue diferente, sentía un pequeño tono más ¿amable? - What's your problem? Baby, you are so... - hablo rascándose la barbilla y sonriendo.

- ¿Tan qué? - murmure molesta parando mis ideas en ese momento, le mire y espere su respuesta; él solo levanto las manos y negó.

- Nada, nada... ¿A dónde vamos?

- Yo a trabajar, tú fuera de aquí.

- ¿Ves? Es a lo que me refiero... Eres muy dura. - dijo en un tono ahora más diferente que el primero, se cruzó de brazos y suspiró.

Le mire y negué con mi cabeza, tome su gabardina y se la devolví.

- Lo siento, solo... Ya te dije, mal momento. - Dije abrazándome y frotando las manos en mis brazos. - No es mi intención. - Murmure y me di la vuelta para continuar con mi camino, sin embargo volví a sentir el peso en mis hombros.

- Ya te dije, hace frío.

- ¿Acaso eres mi padre? - cuestione riendo mientras detenía mis pasos de nuevo.

- Puedo ser tu daddy si lo deseas... - al escucharlo hablar de esa forma, juro que pude oler los colores, le mire avergonzada y negué dándome la vuelta.
Él solo rió y siguió mis pasos sin decir nada más, cuando llegue al edificio sentí algo más de calma, solté una risa discreta y cuando estuve por abrir la puerta de la habitación recordé el desastre que había hecho.

- Oh, se me olvido que... No iba a poder entrar hoy... Debemos irnos.

- ¿Qué?, ¿por qué?

Phillip Graves/ headcanons y one shortsWhere stories live. Discover now