Me quedo perpleja. No se suponía que debía ofrecerse a acompañarme, primero porque quería estar sola y segundo porque ¡no olvidé nada!
Trato de inventarme alguna excusa pero conozco muy bien a Chase como para saber que encontrará alguna forma de zafarse.
Así que sin más nos dirigimos al salón.
Intento de sacar conversación porque el camino se está haciendo demasiado incómodo. Como se supone que tienes que hacer como si nada con una persona a la que literalmente le hiciste una mamada.
— ¿Y... que harás para navidad? —pregunto intentando de romper con el silencio.
Chase se encoge de hombros.
—Soy de por aquí así que no me iré muy lejos.
Lo miro sorprendida.
—No tienes pinta de ser un local.
— ¿Qué se supone que significa eso, Anderson? —bromea.
—Nada, solamente tenías pinta de ser del este, ya sabes Nueva York o algún lugar así.
Chase asiente con confusión en su rostro.
Doblamos en la esquina y llegamos al salón.
—Espera aquí.
Le pido, más bien le ordeno que espere en la puerta porque no quiero que vea como recojo absolutamente nada del salón.
Claro que no me hace caso y entra conmigo pero cerrando la puerta detrás suyo.
— ¡No! —grito exageradamente.
Él me mira entre confundido y asustado.
— ¿Qué pasa?
—Que la puerta funciona mal, una vez que la cierras no la puedes volver a abrir si no es por fuera. Por eso todas las lecturas en este salón son con la puerta abierta.
—Aaaaaah —Chase estira la "a" de forma exagerada—. Pues creo que la he cagado.
Me acerco a él y le doy un pequeño golpe en la nuca.
— ¡¿Te parece?!
Estoy enfadada. En verdad lo estoy.
Se suponía que hoy saldría con Josh, ya saben, mi ligue de último año.
Después de que Chase y yo establecieramos una regla de cero contacto físico mi cuerpo está sufriendo de sequía y nunca está mal tener un plan B, que en este caso sería Josh.
No me juzguen por haberlo llamado plan B, él lo sabe perfectamente y estoy casi segura que hasta hace poco estaba saliendo con una chica de tercer año y las cosas no funcionaron así que técnicamente yo también soy su plan B.
Me siento en el suelo contra la espalda en la puerta a esperar que alguien se digne a entrar al salón para poder irme por fin.
Chase hace lo mismo y se sienta a mi lado.
— ¿Qué cliché no? —pregunta.
— ¿Eh?
—Ya sabes... los dos protagonistas encerrados en una habitación después de no haberse visto por semanas.
Lo miro analizando si está hablando enserio o si está bromeando.
—Creo que si estuviese en un libro definitivamente no seria la protagonista —murmuro.
Y es que es verdad, jamás me pasó algo interesante como para ser la protagonista de una historia.
—No creo que eso sea verdad —dice Chase seguro—. Yo si creo que eres interesante.
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Un plan casi perfecto
Teen FictionJulie Anderson había desafiado los estereotipos de género su vida entera. Desde pequeña le interesaban los deportes y no las muñecas gracias a su tío que era una estrella del hockey sobre hielo. Ahora estudia periodismo deportivo y gracias a su exce...
17. Una escena de celos
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