Volumen 3: Héroe de la fe Acto 4

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—Ya nos dijo lo que sabe, ¿la liberamos? — pregunta Alex

—Esa nunca fue una opción, si lo que dijo es verdad y todos los sirvientes a tu cargo responden a Lilia no podemos dejarla ir, al menos no en una pieza...

—Ya veo, has lo que consideres prudente.

"De pronto este perro rabioso se volvió Manzo" — medita internamente — como usted lo ordene.

Tras esas palabras el joven Milfiore con una sonrisa tranquila se dirige hacia la doncella, con la navaja en sus manos.

—Gracias por todo lo que hiciste, enserio...

—¿Me dejara ir?

—Claro, pero, como que es necesario dar el ejemplo con alguien, así que...

Antes de terminar esa oración el joven Milfiore mete nuevamente la corbata hasta el fondo de su garganta y procede a rapar el resto de sus cabellos, ante la perturbada mirada de Alex y Note quienes por un segundo temen por su seguridad y la de su cabello.

Varias horas después...

La noche había caído dentro de la residencia de los nobles, y con ella el silencio, pues por la hora ya todos los aprendices se encontraban reposando para el nuevo inicio de semana.

Aun así, dentro de una de las residencias más grandes, la joven Pendragon todavía se encontraba despierta, y frente a ella se vislumbra a los sirvientes de su hermano, todos arrodillados en su presencia.

—Entonces, ¿me esas diciendo que mi hermano te hizo esto?

Ante la joven quien por la hora ya se encontraba vistiendo sus pijamas, se encontraba la joven doncella quien había sido despojada de sus cabellos, con lágrimas en los ojos junto a una expresión de terror.

—Exactamente ¿qué fue lo que paso...?

La joven trato de responder, pero nuevamente fue inundada por el miedo, al tiempo que la imagen del joven Milfiore se dibuja en su mente...

—"Escucha bien lo que diré pues solo lo diré una vez, si Lilia pregunta por lo que paso, no debes decirle que yo estuve aquí, ni tampoco que fui yo quien te hizo esto" —Aclama ocasionando que ella asienta —"Tu mirada no me convence, ¿sabes?, el cabello volverá a crecer así que puede que todavía tengas una oportunidad de conseguir un marido, no será igual si te saco tus lindos dientecitos uno a uno". "Si Lilia pregunta que fue lo que paso, dile esto..."

—El maestro Alex me hizo esto... —responde la doncella con una mirada aterrada.

Antes de dejarla ir, el joven Milfiore lleno su mente de mentiras y paranoia, desde su perspectiva aquella doncella supuso que entre los sirvientes uno era un doble informante, y si por error no decía lo que debía, aquel joven gitano volvería a abordarla.

Así y tal como Iván se lo instruyo, la criada empezó a relatar una historia lo suficientemente sádica y plausible como para que los sirvientes presentes no pudieran evitar horrorizarse antes sus palabras...

Por su lado Lilia empezó a meditar las acciones de su hermano, supuso que este estaba dominado por la rabia al punto de no pensar racionalmente, una actitud que Alex ya había adoptado en el pasado, algo que le dibujo una sonrisa a la joven.

—Lamento mucho lo que te paso, pero mirando el lado positivo, lograron completar su misión y trajeron el libro modificado sin que mi hermano lo descubriese, todos recibirán una buena comisión por esto, en especial tu —Espeta observando a la joven doncella.

—Señorita Lilia por favor, déjeme renunciar, no quiero la comisión, no quiero volver a acercarme a ese monstruo —Espeta dando a Lilia entender que hablaba de Alex, Cuando en realidad esta hablaba de Iván.

El presagio de las flores (Hana no Zenchō)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora