¡Sin distracciones!
[...]
Un rato más tuvo que pasar antes de que Chile llegara a su casa, pues ambos tenían planeado irse juntos a la fiesta, para no estar solitos en caso de que nadie hubiera llegado aún. El chileno vestía una camiseta de manga corta rojo con azul que le quedaba bastante bien, y México no perdió la oportunidad de jotear con eso.
Pero en fin, ambos subieron al carro de la mamá del mexicano y ésta los llevó, y después de perderse un rato por no saber usar el GPS, finalmente llegaron a la ubicación indicada.
—Pasaré por ustedes a las 9:00 pm ¿De acuerdo? —Les indicó la mayor, volteándolos a ver desde el asiento delantero.
—Sí, gracias Ma —Respondió México por ambos, abriendo la puerta del coche antes de salir.
–Nada de alcohol ni sustancias de procedencia dudosa, eh —Les advirtió Mexica, a lo que el chileno no pudo evitar esbozar una sonrisa, el otro solo rodó los ojos.
—Ya sabemos, mamá. Nos vemos. —Se apresuró a responder el más bajo para que la otra ya no pudiera decirles nada más.
Ambos salieron del carro con sus respectivos regalos en mano y se aproximaron a la entrada de la residencia, que aunque fuera un poco raro, mantenía las puertas abiertas, permitiendo el acceso a cualquier persona que quisiera ingresar. El mexicano se preguntó mentalmente si eso no sería algo peligroso, pero finalmente terminó por no prestarle tanta importancia, pues tanto él como su amigo se quedaron observando el portón de la casa por un momento, con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo.
Ambos intercambiaron miradas como poniéndose de acuerdo, y cuando se hubieron decidido, finalmente se animaron a entrar, dejándose guiar por la fuerte música que resonaba desde el interior.
Lo primero que llamó su atención fue el grande e inmenso patio que los recibió al caminar un par de metros, y el cual, de no ser porque se encontraba decorado con un montón de globos y serpentinas brillantes por el techo y las paredes, así como también por múltiples mesas con manteles largos y un llamativo centro de mesa, probablemente luciría gris y vacío.
Pero no era el caso, muchos bailaban al centro del patio en aquella pista improvisada al ritmo de la música y de las luces de colores que se reflejaban por todo el lugar desde una bolita que giraba al frente. Ambos latinos miraron las mesas a su alrededor, y el hecho de ver que ya muchas se encontraban ocupadas y que incluso los meseros ya habían servido la comida les hizo saber que quizá habían llegado un poco tarde.
Se sintieron descolocados por un momento, sin saber qué hacer o a donde ir hasta que alguien al fin se acercó a ellos.
—¡Chilito! ¡Mex! ¡Sí vinieron! —Exclamó Colombia con felicidad al ver a sus amigos llegar, posando de inmediato su mirada en los regalos que estos traían en manos, pero haciendo lo posible por disimularlo. —Pensé que ya no vendrían y me dejarían abandonado como Perú. Se les hizo tarde jue'putas.
—¡No, no! ¿Cómo crees? Todo es culpa de éste wey que no se apuraba —Se quejó el más alto a manera de broma, dando un codazo al chico a su lado, que solo soltó un fuerte "¡Auch!".
—¡No es cierto! ¡Sí supieraí leer el GPS tal vez habríamo' llegao' temprano!
México arrugó la nariz, pero ya no dijo nada y simplemente se volvió hacia el dueño de la casa otra vez.
—Cómo sea ¡Feliz cumpleaños! —Exclamó sonriente, siendo imitado por el chileno, solo para después extender los regalos hacia el otro y acercarse a abrazarlo.
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Casualidad...❞ |Mexico's harem - Rusmex.
FanfictionEra un nuevo ciclo escolar; el último grado, y ciertamente no esperaba que se llegara a complicar tanto. Día a día era lo mismo, la misma rutina aburrida de siempre y a la cual estaba sometido. Pasar tiempo con sus amigos le ayudaba a sobrellevarlo...