El omega ni siquiera levantó la vista, no podía, en cambio observó sus dedos juguetear entre sí e hizo una mueca, porque mirar a Zayn era confirmar en el brillo de sus ojos que cada vez le dejaba de lado más y más.

Cada vez Liam importaba menos, cada vez Liam molestaba más, cada vez Liam sobraba ahí.

Y el joven omega no entendía qué ocurría. Habían estado bien. Al principio Zayn le había dado todo y solo había estado con un ojo encima suyo preguntando si necesitaba algo, si estaba todo en orden, como un alfa lo hace con el omega que aprecia, anhela y quiere.

Zayn le había dado obsequios, le había dejado pasar horas en sus brazos, le había abrazado por las noches cuando el día había estado muy frío y simplemente lo había tratado como el tesoro más grande que podría poseer algún día. Siempre cuidadoso, siempre sonriente y suave.

Liam solamente no sabía qué había ocurrido y porque la actitud del alfa lastimaba en su pecho. Si Liam lo único que había hecho era entregarle su corazón por completo al alfa sin objeción alguna y aceptar su lugar a lado de él.

—¿Qué sucede, alfa? —murmuró apenas, la presión en su garganta siendo suficiente para poner sus ojos brillosos por las lágrimas acumulándose—. ¿Hice algo mal?

Zayn desvió la mirada. Ver al chico tan frágil le ponía incómodo, porque no quería tener que ceder a su instinto. No quería tener que sostenerlo en sus brazos y consolarlo porque entonces todo sería más difícil para ambos. Porque Zayn ya lo había pensado y era inevitable, así como inevitable era también el remordimiento que comenzaba a llenar su cabeza.

—¿Qué? —el alfa atinó a decir—. No. No hiciste nada mal. ¿Por qué dices eso?.

Liam entonces sollozó y Zayn apretó los dientes. Era un alfa. Y si un omega, especialmente al que había llamado suyo, necesitaba de su consuelo y protección, su alfa rugiría en su pecho hasta obligarlo a dar lo que el omega necesitaba.

Y Zayn sólo podía pensar en que no podía estar en algún dilema más complicado, porque quería a Liam, el joven le agradaba, era dócil y complaciente, sonriente e inocente...

—Puedo sentirlo. —volvió a decir Liam—. Hace semanas que no me llamas por lo que soy, tu omega. No me despiertas con besos y suaves mimos, tampoco me preguntas si necesito algo como los primeros días. —tragó suavemente y una pequeña mueca de labios temblorosos apareció—. Ni siquiera me has dado un beso en los labios desde que llegué aquí, ¿no es eso para lo que estoy aquí? ¿No es lo que hace un alfa con su omega? ¿Hice algo mal, puedo arreglarlo?

Entonces el sabor en la boca del alfa se sintió amargo y tragó con dureza.

No se iba a mentir a sí mismo. Y no tenía idea de cómo no mentirle a Liam.

Cuando le había visto por primera vez, había quedado fascinado. El chico había tenido ese brillo dulce en su mirar y esa actitud suave y sumisa que volvería loco a cualquier alfa, a primera instancia, volvió loco a Zayn también. De primero había querido complacerlo en todos los sentidos. Protegerlo, mimarlo, darle toda su atención. Adoraba que le dijera alfa y que se hubiese ajustado con facilidad a él. Que no le hubiese temido y que todo hubiera sido relativamente fácil con él.

Pero luego todo se había tornado extraño.

Porque cayó en la realidad de que Liam era solo un joven omega que no sabía absolutamente nada sobre cómo vivir. No tenía experiencia, sólo seguía su instinto. Y Zayn solamente se había sentido muy egoísta, porque comprendió que Liam no pertenecía ahí, pero se había quedado y acostumbrado porque en realidad no había tenido otra opción.

Liam era joven y moldeable. Se ajustaría a cualquier entorno, carente de amor y cariño, con la inocencia pintada en su rostro sería el sueño de cualquier alfa. Si Liam se iba, podría ajustarse y moldearse a cualquier otro y eso hería en cierta parte el orgullo del Zayn. Porque sabía que Liam no era suyo. Lo sentía, en su pecho nada se removía por él. Y estaba cansado y confundido, porque se había equivocado y no tenía idea de cómo arreglarlo tampoco.

Luna de Sangre | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora