Bárbara tembló. Dificultosamente, alzó un brazo y acarició la mejilla de Elián con suavidad. Él la dejó, pero solo porque estaba demasiado ocupado acomodando la punta del cuchillo en el centro de su corazón.

Yo sé que quería hacerlo de una vez por todas y acabar con esta pesadilla. Después de todo, es lo que ha estado esperando durante meses. Con cada pista recolectada, con cada sitio visitado, con cada testigo interrogado, Elián buscó estar un paso más cerca de su acosador. Bueno, acosadora. Y ahora que finalmente tiene la oportunidad de matarla, no puede evitar sentirse completamente cansado y devastado.

—Odio la sangre, jodidamente la odio. Y estoy harto de la muerte— susurró, tragando saliva— pero tú serás el fin de todo.

Tarah, Aubrey, un adolorido Austin, un débil Normand y yo lo miramos. Observamos cada segundo en el que Elián introdujo lentamente el cuchillo en el pecho de Bárbara. Le costó al principio, pero luego todo fue automático, como si mano actuara sola. Todos estábamos respirando pesadamente, pero los pequeños murmullos de dolor de la mujer fue lo único que se escuchó dentro de todo el circo. Sin embargo, ella no dejó de sonreír, nunca. Tampoco pudo alejar la mirada de él, de la razón de su existencia. Porque era así. Bárbara solo quería a Elián, y al entender que no podía tenerlo, eligió rendirse e irse sin él.

—Esc-cucha esto, m-mi amor— hizo todo lo posible para hablar, a pesar de su actual apuñalamiento—. El a-alma de Andy y la mía s-siempre estarán en t-tu corazón.

En respuesta, Elián inclinó la cabeza y susurró:

—Lo siento, Bárbara, pero ya no hay espacio en mi corazón— en ese momento, nos echó una mirada a todos—. Está ocupado por mi verdadera familia.

Esas fueron las últimas palabras que Bárba... Olimpa escuchó antes de cerrar los ojos y caer al suelo.

Muerta. Estaba muerta.

Bárbara Vucetich, Olimpa Fergus pasó al otro mundo. El peligro... ¿se ha ido?

—Se acabó— oí el susurro emocionado de Tarah.

—Se acabó— confirmó Elián.

Suspiros aliviados hicieron eco en el circo oscuro y desolado. Quise sonreír, realmente quise hacerlo, así como quise gritar y arrojarme a los brazos de Elián para besarlo hasta el fin de los tiempos. Pero no podía porque mi cuerpo no estaba listo para nada de eso.

Había estado demasiado enfocada en Elián que ni siquiera me había molestado en corroborar mi herida. Mis ojos se abrieron de par en par al ver el cuchillo metido en mi cuerpo. La hoja se había perdido completamente mientras que el mango seguía a la vista, reluciente y estático. Lo odiaba. Se veía y sentía horrible. No lo quería en mi cuerpo. Pero cuando intenté levantar mi mano para quitármelo, esta no cedió. Tuve que obligarme a no mirarlo, de todos modos, tal vez era lo mejor. Si el cuchillo seguía dentro, no perdería tanta sangre.

Tal vez aún tenga una oportunidad.

—Rosie— esa era su dulce voz. Mis ojos estaban entrecerrados pero pude llegar a verlo un poquito. Sus brazos tomaron mi cuerpo en el suelo—. Ya está. Terminó. Abre los ojos, cariño.

—T-term-minó— repetí yo, cansada.

Logré alzar una de las comisuras de mi labio pero, al segundo siguiente, escupí sangre.

Esa no era una buena señal.

—No...— Elián me sacudió ligeramente cuando mis ojos se cerraron—. No, Rosie, no. Tienes que mantenerte despierta, ¿me oyes?— apenas podía hacerlo— Tarah ya salió corriendo a pedir ayuda. La ambulancia pronto estará aquí, ¿bien?

Magic (+18 ) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora