MYSTERIOUS LOVE

°•°la crisis y el chocolatito°•°

—¿Y la canción?—insistió Jade

—¿Eh?—se extrañó André distraído y Henry alzó una ceja

—Queremos oír nuestra canción, André—replicó Harper, dándole un golpecito en el hombro de André

—Sí—André volvió al tema—Se lo mandé por email...Ya sabes, vía Internet...

—¿Bien?—se extrañó Jade

—¿No es más fácil que la pongas ahora y la escuchamos todos juntos?—replicó Henry

—¿Por qué juntos? Jade puede escucharla sola—reclamó André nervioso

—De acuerdo, mándamelo por mail—asintió Jade extrañada antes de mirar a Henry

—¿Via Internet?—replicó él siguiéndolo

Los dos se fueron y Harper se giró a ver a André

—Qué mal disimulas—replicó Harper—Tú no estás bien. Quizá sí que te enamoraste de ella.

—¡No, para!—se quejó André tapándose las orejas y se fue corriendo

—Ay, dios—suspiró Harper antes de salir detrás de él para buscarlo.

●●●

Después del instituto, Tori les escribió a Harper y André que fueran a su casa para tratar de resolver el problema de Jade.

Beck la había dejado en su casa y Harper había caminado diez pasos hasta la casa de los Vega.

—Hola, André—se cruzó con él en el porche de la casa

—Nena—saludó—¿Sabes de qué va lo de Tori?

—No—negó Harper—Solo me escribió que viniera aquí.

—A mí también—asintió André y tocaron el timbre

Abrió la madre de Tori.

—Hola, André, Harper—saludó al verlos

—Hola, señora Vega—respondieron ellos

—¿Tori sabe que están aquí?—preguntó la mujer

—Sí—afirmó André—Quería enseñarnos algo.

—Oh, bueno, pasen—los chicos obedecieron y se sentaron en el sofá—Están en su casa, me voy a hacer las compras.

—No se olvide de comprar más chocolatito belga—pidió André

—Eh, ¿claro?—la señora Vega se fue extrañada y Harper miró a André negando con la cabeza, riendo

—¿Qué?¡Está muy rico, nena!—replicó André

—¡¿Qué hacen en mi casa?!—escucharon y se giraron

Se quedaron atónitos al ver a Tori vestida de Jade, con una peluca de mechas verdes.

—¿Qué te pasó?—preguntó André

—¿Qué carajo...?—soltó Harper a la vez

—Digan algo inteligente o cierren la boca—ordenó Tori