Gritando, echó la cabeza hacia atrás cuando su orgasmo lo tomó por sorpresa, y descargó en la dispuesta boca de su compañero, vertiendo su semilla en la garganta de Harry.

Este se tragó todo lo que él tenía que darle, luego lo lamió y le sacó los dedos de su apretado agujero.

—Te necesito ahora, Lou.

Saciado y satisfecho, su cuerpo quieto y relajado, todavía no decía que no a otra ronda con su hermoso compañero. —Hazme el amor, Hazz.

No hizo más que sacar las palabras de su boca, antes de que su amante se inclinara sobre él, empujando la cabeza roma de su polla lubricada contra su entrada empujando lentamente.

—Mierda. —gimió, levantándose para encontrarse con su pareja y llevándolo más profundo. —Amo la magia.

Harry se rió sin aliento, acariciándole con la nariz su cuello, mientras su cabello se abanicaba a su alrededor.

—Te amo, bebé—Susurró las palabras, mientras comenzaba a mecer sus caderas en movimientos lentos y tiernos. —Eres mi vida.

Tragó alrededor de la quemadura en su garganta, y sintió las lágrimas haciendo cosquillas en las comisuras de sus ojos. Nadie le había dicho algo así antes, y no creía que nunca se cansara de escucharlo. — También te amo, grandote.

Los dos se movieron juntos, lenta y perezosamente al principio y luego aumentando la velocidad e intensidad, mientras sus clímax corrían hacia ellos. Una y otra vez, Harry golpeaba, su pecho se agitaba, sus fosas nasales se dilataban y su piel se humedecía de sudor. Luego se arrodilló, le tomó una de las manos y la envolvió alrededor de su llorosa polla.

La mano de Harry cubrió la suya, ayudando a acariciarlo al ritmo de sus embestidas discordantes. Llamas moradas parpadearon sobre su agarre combinado, bailando por su ya ardiente eje y empujando el placer hasta el punto de ebullición.

—¡Ahhh! —Gritó, las sensaciones lo abrumaban, mientras la electricidad corría por todo su cuerpo.

—Vente por mí, bebé. —exigió Harry, levantándole las caderas y golpeándolo de nuevo. No tuvo más remedio que obedecer. Gritó su liberación, mientras pintaba su pecho y su estómago con calientes y cremosas cuerdas de semen.

—¡Louis! —Rugió Harry, mientras se empujaba hasta la raíz y se congelaba mientras los tendones de su cuello se tensaban y los músculos de su pecho y brazos se hinchaban.

El calor abrasador salpicó sus paredes internas, y se movió de nuevo, meciéndose contra su compañero para prolongar su clímax. Entonces Harry se desplomó sobre él, atrapándose en sus brazos mientras jadeaba contra su pecho. —Santa mierda.

—Mmm...—tarareó somnoliento. —Creo que necesito una siesta después de eso.

El aliento de Harry entrecorto sobre su pecho, mientras se reía entre dientes antes de sentarse y salir suavemente de su cuerpo.

—No me digas que estás cansado.

—Me agotas. —murmuró, mientras se levantaba de la cama y caminaba pesadamente hacia el baño. —Créeme, es un cumplido.

—Así que, supongo que estás demasiado cansado para lo que he planeado. —preguntó Harry desde el dormitorio.

—¿Y qué sería eso? —Mojó una toalla y comenzó a lavarse, semen escapándose de su culo, goteando por sus muslos y causándole una mueca. Pensándolo mejor, tal vez debería darse una ducha.

—Todavía tenemos una bolsa llena de juguetes, con los que aún no hemos jugado. —le gritó Harry.

Su traidora polla se animó ante la mención de juguetes y un gesto húmedo y feliz de un desnudo Harry. Dejando caer la tela en el fregadero, se apresuró a regresar al dormitorio y golpeó a su pareja contra el colchón.

—La ducha puede esperar.—murmuró, mientras cubría la boca de Harry con la suya. —¿Quién dijo que no podemos jugar en la ducha? —Harry frotó sus narices y le palmeó la cadera. —Todavía no hemos probado ese juego de Ducha-sutra.

Pasó de estar medio duro a estarlo por completo al instante.

—Competiré contigo. —sugirió. —El primero que llegue, usara el tapón en el trasero.

Luego saltó de la cama, toda la somnolencia desapareció, y corrió al baño.

—¡Tramposo! —Gritó Harry.

Se cubrió la boca, para silenciar su risa antes de volver a llamar:

—¡Deja de lloriquear y trae tu trasero aquí!

—Ya voy. Ya voy.

Harry entró al baño, su hermosa polla sobresalía entre las piernas, y sonrió.

—Pequeño pájaro mandón.

Fuego y cenizaWhere stories live. Discover now