—¿TE HAS VUELTO LOCO?—Gritó casi histérico y lo fulminé con la mirada.

—¿Por enamorarme? Pues no.

—Siempre has traído un montón de chicas a la casa y ahora vienes con este espanto. -Dijo señalando a Tae y pude ver como sus ojos se expandieron de terror. Apreté su mano para que supiera que no estaba solo y no tenía de que preocuparse.

Mi padre se levantó de la mesa casi hecho una bestia y siguió señalando a Tae. —Esto es tu culpa, niño mugroso. Capaz que cosas le habrás metido a mi hijo en la cabeza para confundirlo porque eso es lo único que tiene él, una confusión hecha por tu venenosa lengua. Él no te ama, él nunca va a cambiar quien es y menos por un maricón.—Supe que si no lo detenía él seguiría con ello, así que decidí levantarme y enfrentar a mi padre.

—¡BASTA! nada de lo que dices es cierto, tu no me conoces. -Reclamé.

—Es cierto, porque yo no tuve un hijo maricón.—sentí la rabia brotar de mi cuerpo y golpeé a mi padre en la mejilla. Mi madre dio un grito y se interpuso entre ambos.

—No me digas que tu también eres una maldita mente cerrada y estas de lado de él.—Dije desafiante y su silencio me contestó cualquier pregunta.—Me decepcionas madre.

—Tu lo haces más.—Respondió mi padre.—Quiero que se larguen de mi casa ahora.

—No nos interesa estar en tu mierda de casa, la pasaremos mejor fuera que aquí.—Tomé de la muñeca a mi novio y lo guié conmigo hacía la puerta. Antes de salir del lugar me aseguré de que escucharan lo último que iba a decir. —¡AL MENOS EN OTRO LUGAR SI ME LO PUEDO COGER Y COMO LO DISFRUTO! —Cerré la puerta de un portazo sin escuchar la respuesta de mi padre y me encontré con los ojos llorosos de Tae. Eso me rompió el corazón. —Tae...—Murmuré y el bajó su mirada tratando de ocultarlo todo. Me acerqué a él y tomé sus mejillas levantando su rostro, con mis pulgares limpié sus lágrimas y besé su frente. —Amor, no llores.

—Todo esto es mi culpa, tu padre tiene razón.—Apenas murmuró y puse mis ojos en blanco. Lo acerqué a mi abrazándolo con fuerza.

—No escuches a la lengua necia, él no tiene razón en nada. Ellos nunca me han conocido bien, es por ello que vivo solo. Tú no tienes culpa de nada, tú has sido un ángel para mí porque tú eres quien me hizo dar cuenta de que es lo que realmente me hace feliz, tú eres lo único que me hace sentir vivo. Tae, yo te amo. —Él levantó la vista y una lágrima cayó por su mejilla, pero aun así él sonrió.

—¿De verdad?

—Sí, te amo. Nadie nos arruinará este día, ha sido la mejor época en años para mí. Solo porque tú estás en ella.

—¿A dónde iremos?

—Ya no le temes a las alturas, ¿No?—Sonreí y él abrió sus ojos.—Estas conmigo.—Murmuré y luego él sonrió.

Busqué mis llaves en mi bolsillo trasero y fuimos al auto, luego de un rato manejando recorrimos un pequeño bosque y nos estacionamos cerca de una montaña. Me bajé con él y tomé su mano comenzando a subirla.

—Ahora eres mas seguro que antes.—Le sonreí y él me devolvió esta.

—Gracias a ti.—Respondió y llegamos a la cima. Pasé mis brazos alrededor de su cintura, detrás de él. Comenzamos a ver lo pequeña que se veía la ciudad frente a nuestros ojos y nos dimos uno que otro mimo.

Luego de un rato distraídos con juegos de mano sudada, los fuegos artificiales comenzaron a alumbrar nuestros rostros, Tae se quedó atónito en su totalidad con la diversidad de colores y formas.

Esta era la señal de que el año se había terminado, de que el pasado había quedado atrás. Tomé a Tae de la cintura y lo besé con todo el cariño que sentía por él. Me respondió al beso entre sonrisas y luego me aparté mirando sus ojos.

—Feliz año amor, gracias por haberme hecho feliz estos últimos días. Este es apenas el comienzo de una maravillosa historia, de nuevas aventuras por venir. Prometo siempre estar a tu lado pase lo que pase, darte lo mejor de mí. Siempre que lo necesites estaré allí para ti. Quiero que este y todos los años te pertenezcan a ti, quiero que siempre sea un nuevo inicio para nosotros. —Murmuré sonriendo mientras limpiaba sus lágrimas, había estado muy emotivo últimamente, mi pequeño novio.—Tae, te prometo que al graduarnos te llevaré lejos y nos casaremos.

—¿Casarnos?—Se sonrojó impresionado y entrelazó sus manos con las mías, sonriendo en grande.

—Quiero que seas mío por siempre.—Sonreí besando su mejilla y me quité el pequeño collar con un dado que siempre llevé desde que era un niño. Se lo coloqué a él y le besé el cuello.—Sé que no es un anillo de compromiso, pero siempre lo he llevado. Es importante para mí y quiero que tu lo tengas para que sepas que nuestra promesa siempre estará allí hasta cumplirse.

Él tomó el dado entre sus manos y asintió sonriendo. —Te amo.—Murmuró y mi corazón se detuvo.

Last HeartBeat (KookV Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora