Las pesadas puertas de metal se abrieron frente a ellos, permitiéndoles salir a un pasillo cuidadosamente decorado. Una alfombra roja en todo el suelo, y un pulcro color blanco en las paredes y el techo, decorado únicamente por un par de plantas en macetas.

Tuvieron que recorrer el pasillo, hasta llegar a la puerta final, que Kanon abrió al colocar una tarjeta en la cerradura digital.

Milo solo podía observar con aún más curiosidad, no había visto algo así antes. Curiosidad que no hizo sino aumentar, cuando Kanon lo invitó a pasar y pudo observar toda la decoración del departamento.

Era más grande de lo que esperaba, con las paredes de blanco, el suelo de la sala parecía ser de madera, al igual que el del comedor. Pero el de la cocina parecía mármol, yendo a juego con la barra que la separaba del resto del lugar.

Los sillones eran de color negro y parecían ser de cuero. La mesa del comedor era completamente de cristal, combinando con las sillas de madera acolchonadas de blanco.

Y ni hablar de la enorme pantalla plana anclada a la pared... Simplemente todo le parecía increíble.

— ¿Vives aquí?

— Sí.- Respondió Kanon, cerrando la puerta.- ¿Quieres algo?. Saga debería volver con leche y fruta más tarde, pero creo que aún nos queda algo de jugo, y yo traje pan y queso. Podríamos hacer unos sandwiches. Y de paso me explicas qué hacías aquí tú sólo.

Milo suspiró, pero al final asintió.

Kanon dejó su mochila en el sillón, y fue con Milo hasta la cocina, dónde comenzó a sacar las cosas de la bolsa con ayuda de Milo: Un paquete de pan blanco, un frasco de mayonesa, un paquete de rebanadas de queso Cheddar, un frasco de pepinillos y una docena de huevos.

Nada aparentemente extraordinario, pero que logró captar la atención de Milo.

— ¿Por qué traías estas cosas?- Preguntó el pequeño Alpha, colocando algo de mayonesa al pan.

— Porque sino, no hay nada para comer aquí. Y no quiero desmayarme de hambre en la escuela.- Bromeó Kanon.

— ¿Tu papá no va a comprar estas cosas?- Cuestionó Milo, mientras le pasaba el pan con mayonesa a Kanon.

— Digamos que... Es difícil.- Replicó el mayor, intentando evadir el tema.- Ahora tú explícame porqué estabas aquí tú sólo. ¿Tienes idea de lo peligroso que es? Pudiste haberte lastimado, o pudieron haberte robado.- Añadió, colocando los bocadillos en la sandwichera que había en la cocina.- Además, tus papás deben estar muy preocupados por tí.

— Ellos ya no me quieren.- Replicó el menor con los ojos aguados.

— ¿Por qué dices eso?

— Es que... Me prometieron que íbamos a ir al cine.- Comenzó a contar el niño.- Pero... A los dos se les olvidó. Y cuando les recordé... Mi mamá me gritó, y mi papá no me hizo caso.

Kanon lo miró por unos segundos, sin saber exactamente qué reacción tener.

Sabía que probablemente las cosas no fueron exactamente así. Seguramente Milo no se conformó con decirle una vez a Asmita, y se la pasó repitiendo lo mismo como grabadora una y otra vez, en los momentos menos oportunos, hasta acabar en un berrinche que colmó la paciencia de sus padres.

Podía entender ambas posturas, pero seguramente Asmita y Kardia debían estarse muriendo de miedo por no saber nada de su hijo. Y Milo debía volver con sus padres.

— Claro que te quieren y mucho, tonto.- Rió, despeinando el cabello del niño, para después sacar los sandwiches listos.- Es solo que entre más grande eres, más responsabilidades tienes. Y es difícil recordar y cumplir con todo.- Añadió, entregándole el plato con el sándwich.- Tus papás se esfuerzan mucho. Asmita trabaja con varios pacientes en el hospital, es psicólogo y debe recordar muchas cosas. Y Kardia tiene que atender la cafetería, ya sabes, hacer pedidos, revisar el inventario, hacer los cheques de los empleados... Sin contar que a diario deben despertarlos, prepararlos para la escuela, darles de desayunar, llevarlos, pasar por ustedes y nosotros con sus abuelos, darles de comer, ayudarlos con las tareas, bañarlos, llevarlos a dormir...- Añadió, logrando hacer reflexionar al más pequeño.- A veces no pueden con todo. Son fuertes, pero hasta los superhéroes necesitan un pequeño descanso.

¡Qué bonita familia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora