El diario de una pringada

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Después de más de un año aún sigo pensando en los días en los que me animabas a salir, y aunque haya pasado más de un año, sigo pensando que en el fondo aún me animas.

Mentiría si dijese que desde que lo vi me enamoré perdidamente de él, porque yo era de las que pensaba que estaba sobrevalorado, y que no tenía sentido que a las demás les gustara. Y sí, Liam era el chico perfecto, sonrisa radiante, alto, deportista, y lo mejor inteligente, él sacaba las mejores notas en clase.

Y aunque la gente pensaba que me gustaba o que estábamos saliendo yo ni me paré a pensar que el chico más solicitado del curso podrá estar esperando mis señales.

Y no fue hasta marzo cuando me di cuenta. Pero Cenicienta tardó en darse cuenta de que ya eran más de las doce. Y poco después de que me empezase a gustar, salieron rumores de que estaba con una chica, y en verano me di cuenta de que los rumores son crueles y terribles, pero la mayoría de ellos son verdad. Exacto, había empezado a salir con una chica. Y desde ese momento, me he sentido la marginada pillada del popular, un personaje secundario, y a pesar de tener esperanza de que lo dejaran y pudiera salir con él, tan solo podía conseguir una conversación sobre las clases, los deberes o como mucho algún cotilleo.

Bueno, bienvenidos a mi diario, el diario de una pringada.

-¡Buenos días, chicos, recordar traer las autorizaciones del viaje de fin de curso firmadas, que ya queda poco!- dijo nuestro tutor Santi entre interrupciones de mis compañeros. -Solo 2 semanas!!!- Le dije a mi amiga Emma quién estaba tan emocionada como yo -No me lo creo, después de tanto tiempo, por fin!-respondió ella aliviada-deberíamos ir de compras antes de las colonias y mirar algún vestido o bikini-dije-¡Tenemos que ir ya! ¿este finde puedes?-Dijo ella.

Ese mismo finde fuimos a comprar mientras comentábamos el horario de actividades que nos dieron.-Estoy deseando hacer Kayak!-le dije entusiasmada-Y yo, pero la verdad es que me gustaría saber cuantas personas caben, ya sabes...-Me dijo-Aunque quisiéramos ir con ellos lo más probable es que sean de 3 y elijamos nosotros con quien vamos-dije arruinando su fantasía-Tienes razón... pero en la gincana no hay escapatoria, seguramente los monitores hagan 3 o 4 grupos-Dijo mientras ojeaba los vestidos del perchero-Eso sí, siguiendo los cálculos de la Noemí hay un 0,247...% de que vayamos con ellos o nosotras dos juntas...-Dije en tono pesimista-Bueno, pero en la discoteca no se hacen grupos si en la disco nos encontramos con ellos no hay escapatoria-Dijo como última opción-Y porque quería escaparme? Yo creo que me desmayaría, imaginate que pasa-dije haciéndome ilusiones-Ojalá, y que todas nuestras historias idealizadas del viaje de fin de curso se hagan realidad- respondió-Mira esto, es el indicado, me lo tengo que llevar!-le dije a Emma señalando un vestido negro satinado con un gran lazo en el lateral-No es muy grande ese lazo?-Dijo Emma intentando hacerme cambiar de opinión-Igual estaría bien un poco más pequeño... pero se puede ajustar y hacerlo más pequeño¿crees que es el indicado? Ya sabes, por si llegara a concederme un baile el principito-Le dije tapando la inseguridad con broma-Es precioso, deberías llevarlo-Me dijo ella sinceramente-Pues ahora solo falta el tuyo-Le dije- Y seguimos buscando su vestido hasta encontrarlo e irnos a casa.

Poco antes de meterme en la cama me encuentro con una multitud de mensajes, cosa poco habitual, eran de Emma, pero decidí dejarlos para al día siguiente e irme a dormir.

Al día siguiente escuche sus audios, resultó ser que justamente ayer no estuvimos solas en el centro comercial, Liam y Ona, su novia, estuvieron por ahí, pero seguramente no nos vieron, y mucho menos nos escucharon.

Al día siguiente todo seguía normal, Liam no me dijo nada sobre si me vio o no, aunque si me hubiera visto tampoco me hubiera dicho nada...

Desde el banquilloKde žijí příběhy. Začni objevovat